La Raia Estate in Gavi by De Amicis Architetti: A Harmony of Architecture and Landscape

Finca La Raia en Gavi por De Amicis Architetti: armonía entre arquitectura y paisaje

9 sept. 2024  •  Noticias  •  By Allie Shiell

En la finca La Raia de Gavi (Italia), De Amicis Architetti ha restaurado y rediseñado los espacios de una granja tradicional italiana y los ha transformado en un espacio dedicado a eventos artísticos. El proyecto, denominado Borgo Merlassino, cuenta con amplios patios y galerías abiertas para exposiciones tanto en interiores como al aire libre. El proyecto demuestra que la arquitectura moderna no tiene por qué entrar en conflicto con la naturaleza o la tradición, sino que puede potenciar las cualidades de un lugar y crear una relación armoniosa entre la actividad humana y el entorno.

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Borgo Merlassino está situado en la finca La Raia, de 180 hectáreas, que en el siglo XIX se utilizaba para diversas actividades agrícolas. La historia de la restauración y transformación de Borgo Merlassino comienza con una descripción del granero, el establo, la pocilga, el gallinero, el almacén, la cisterna, la fosa de estiércol, el patio, el tejadillo y las viviendas agrícolas existentes. Estos espacios y funciones del complejo agrícola se encontraban en un avanzado estado de deterioro. Algunos eran completamente invisibles, estaban enterrados o cubiertos por la vegetación.

El primer paso del proyecto consistió en explorar el potencial del emplazamiento leyendo entre las estructuras existentes para identificar los mejores valores y restablecer una relación clara con el paisaje. Pronto quedó claro que la clave para redescubrir la esencia del lugar no residía tanto en los edificios como en el carácter y la calidad de los espacios intermedios, en los que se centró el estudio de diseño. 

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Mediante la asignación de espacios específicos a determinadas funciones y el diseño de nuevos tipos de espacios abiertos -como las terrazas, el pórtico, el césped y el patio- se conectaron lógicamente todos los volúmenes existentes, dando lugar a una nueva configuración que se asemeja a un Borgo (de ahí el nombre), con espacios abiertos ricos, diversos y utilizables para diferentes actividades. 

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Borgo Merlassino consta del granero, la estructura principal, la villa y la casa de campo, el patio y la veranda. Cada una de ellas dispone de dos habitaciones para pernoctar y espacios exteriores cubiertos. El complejo también incluye un taller y un almacén. Cada estructura original se utilizó en su día para actividades agrícolas en el siglo XIX. 
Durante el proceso de restauración, se descubrieron y conservaron elementos del edificio original, como vigas vistas, ojos de buey típicos y un Pise Wand, una antigua técnica de construcción con tierra cruda, para preservar el encanto original de la zona. Se instalaron grandes ventanales para aprovechar la luz natural, optimizar las vistas de la finca y potenciar la sinergia entre los espacios interiores y exteriores. 

El edificio principal de Borgo Merlassino, que en su día fue un gran granero, puede albergar ahora hasta 120 invitados en tres plantas modulares. La modularidad ofrece la posibilidad de acoger varios eventos al mismo tiempo o de utilizar cada espacio para una parte diferente de un evento, como la ceremonia, la cena o la sala de preparación. 

El Patio, un gran espacio al aire libre, conecta el Granero y la Granja. Adecuado para recepciones y cócteles, este espacio está adornado con un techo decorado con coloridos motivos geométricos y un fondo de listones de madera. Podría convertirse fácilmente en un salón al aire libre para cenas. Antiguo gallinero, ahora cuenta con una sala independiente para recepciones.

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Durante el proceso de restauración, quedó claro que había que adoptar una postura sobre cómo interactuarían los nuevos elementos con las estructuras existentes. Cada caso y situación se evaluó individualmente. Las adiciones volumétricas propuestas, necesarias para ampliar las funciones y replantear el sistema de distribución, se manifestaron a veces con audaces contrastes materiales -como el nuevo techo de hierro con motivos de rombos-, enriqueciendo el repertorio de soluciones arquitectónicas y formales. En otros casos, como las nuevas aberturas de la pocilga, las intervenciones se integran de forma natural en la estructura existente. 

Las fachadas tienen superficies enlucidas, con distintos colores para los distintos edificios según su función y distintas texturas para realzar la composición arquitectónica. Algunas partes de los muros de tierra existentes se dejan a la vista para mostrar las técnicas de construcción tradicionales de la zona.

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Los marcos de las ventanas son de madera pintada con diferentes formas de apertura -cuadradas, arqueadas o circulares- que proceden del diseño original y de la cuidadosa composición y estudio de las fachadas. Los tejados están cubiertos con tejas de terracota, un material muy utilizado en la región. Algunas zonas cuentan con paneles fotovoltaicos. 

Además de amplias zonas verdes, con césped y áreas plantadas, hay zonas de grava, aceras de hormigón coloreado, pavimento de bloques de madera y traviesas de ferrocarril recuperadas que se utilizan de diversas formas para separar distintos materiales o para enfatizar la disposición de los espacios exteriores.

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En el interior se utilizaron distintos materiales de acabado, según el uso previsto de las habitaciones. Fases de construcción (las obras se realizaron en distintos momentos) y diseño interior. Los suelos incluyen baldosas de cemento decorativas, parqué de roble macizo colocado en microespiga, losas de pizarra pulida, listones de pizarra partida colocados en espiga, cocciopasto (material tradicional a base de terracota molida y cal) y platos de ducha de mármol macizo de Carrara. Los acabados más llamativos incluyen un hueco de ascensor de hormigón pulido de color verde (con áridos visibles), peldaños de escalera de alerce macizo (recuperado de antiguas vigas del tejado), barandillas metálicas diseñadas a medida y baldosas de cerámica. El color se utiliza de distintas maneras en todo el proyecto. En algunos casos, los colores son inherentes a los materiales utilizados, en su mayoría naturales (por ejemplo, pizarra, piedra de Luserna, distintos tipos de madera, grava, arcilla, terracota). En otros casos, se ha dado un carácter distintivo con color a materiales neutros, como el hormigón pigmentado con distintos óxidos naturales (naranja para el pavimento exterior, verde para la escalera interior/el hueco del ascensor). Además, los vibrantes morados y amarillos resaltan el techo con motivos de tartán y las partes enlucidas de las fachadas exteriores, donde los tonos neutros de los edificios principales contrastan con las partes más oscuras y el vibrante rojo de las estructuras secundarias. 

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En resumen, la obra de De Amicis Architetti en la finca La Raia es un buen ejemplo de arquitectura que cumple los requisitos de la sostenibilidad moderna respetando al mismo tiempo las arraigadas tradiciones de su entorno.