El proyecto responde a un formato de programas híbridos que mezcla comercio con espacio cultural en el primer nivel y unidades residenciales conectadas por un patio interior en tres niveles. Promueve la idea de volver a habitar un barrio que durante la última década se ha ido trasformando en un distrtio de arte, introduciendo elementos multiculturales al barrió y sus habitantes.
Desde el andén y el antejardín se construye un gradiente de intimidad que se mueve desde los formatos más públicos hasta la intimidad del Pati interior. La vivienda tiene circulaciones y divisiones flexibles que permite, por ejemplo, activar el garaje como un galería, conecta un local con un espacio de trabajo o configurar en un mono espacio en donde todas sus unidades se entrelazan en un circuito, la una con la otra.
En la escala y materialidad hay un dialogo con la tradición de la arquitectura moderna bogotana y del espíritu del barrio. Conserva la proporción de los dos primeros niéveles de la vivienda prexistente, conservando el paramento original, pero agregando capas de profundidad mediante materas de concreto en los antepechos, planos ladrillos de distintos formatos y celosías fabricadas artesanalmente.
El tercer nivel se eleva en retroceso y está conformado por un conjunto de cuatro bóvedas seriadas en concreto asomadas sobre terrazas comunales que conectan todas las unidades, ofreciendo áreas compartidas entre jardines. En torno a la idea de cultivar una selva andina en el interior de un hogar en una ciudad como Bogotá, está la intención de pensar críticamente la relación con el territorio y la tradición local del uso del patio, dando lugar a un espacio abierto y exuberante donde especies de distintos portes se funden con el interior a través del juego de luces y sombras. Nos gusta pensar que este paisaje interior resguarda a sus habitantes con una experiencia de desconexión en su espacio personal y atemporal, siendo el preámbulo a una dimensión doméstica más ligada a los ciclos de la vida.
Desde 2019 este proceso nos ha regalado lecciones sobre la relación entre la construcción y el tiempo que adquieren lugar en capas de memoria en las que resuenan tanto legados como augurios. También mucha generosidad en el intercambio de ideas, en poder dedicar tiempo en la procura laboriosa de lo específico, y en reafirmar que la nobleza que hay detrás de construir un hogar es superior a cualquier sacrificio.
Diseño y construcción: Yemail Arquitectura
Antonio Yemail
Jose Cáceres
Martín Jiménez
Dirección de arte: Diego García
Dirección de obra: Pablo de Jesús García Rojas
Paisajismo: Yarumo botánico
Elisa Triana
Ornamentación: Luz Lizarazo
Fotografía: Santiago Beaume + Paola Bermudez