El proyecto supuso la reforma integral de un ático en un edificio construido a finales de los años 70 en el barrio de Benimaclet en València. Nuestros clientes, Ángels y Josep Maria, nos transmitieron la ilusión por el inicio de una nueva vida en València y la necesidad de adecuar un piso familiar para ello. El ático a reformar pertenecía al abuelo y abuela de la clienta y su transformación suponía modificar unos espacios que evocaban multitud de vivencias y recuerdos. A los pocos meses de iniciar el proyecto, la noticia de la llegada de Nora, inevitablemente, impregnó todo el proceso de ideación y materialización y la convirtió en la protagonista de la propuesta.
Siempre que iniciamos un proyecto de vivienda, pedimos a nuestros clientes que reflexionen sobre su forma de habitar, cuáles son sus costumbres a lo largo del día y de la semana, sus recorridos domésticos cotidianos, qué espacios y situaciones les hacen sentir bien dentro de la casa, qué usos y actividades les gustaría realizar en su casa, etc. En base a esta información, realizamos una propuesta con la que intentamos responder a todas estas necesidades y deseos, materializando una vivienda lo más personal y particular posible.
La intervención realizada se basa en cinco premisas fundamentales.
- Desjerarquización de estancias, obteniendo habitaciones de tamaño muy similar entre sí, imbricando la dinámica del día a día de los clientes (atendiendo a sus preferencias de uso a lo largo del día en cuanto a trabajo, comida, descanso, aficiones, etc.) con la multifuncionalidad de la mayoría de espacios. La cocina ocupa un lugar central en el esquema funcional y se abre tanto al espacio de salón-comedor-estar, como a la terraza y a una de las salas multiuso.
- Generación de recorridos continuos que permiten la multiconexión de todas las estancias de la casa y la versatilidad de usos. El desplazamiento fluido a través de la vivienda se ve reforzado por las geometrías curvas en los ángulos convexos. Todas las habitaciones disponen de al menos dos puertas o cuentan con tabiques correderos.
- Relaciones visuales cruzadas entre las diferentes estancias, generando espacios conectados y ampliados. La disposición de ventanas interiores permite fugas visuales que conectan diferentes estancias como, por ejemplo, el cruce visual entre uno de los dormitorios con la cocina y el salón, a través del baño y el patio de luces.
- Aprovechamiento de la luz y la ventilación natural. La distribución de la planta, permite que todas las estancias disfruten de luz natural, y que se generen ventilaciones cruzadas. La multiconexión entre habitaciones facilita los flujos de aire a través de la vivienda, generando focos de luz natural de distinto color, intensidad y orientación.
- Recuperación de elementos preexistentes en la casa. El antiguo piso, habitado por el abuelo y la abuela de la clienta, nos ofrecía ciertos elementos con carga emocional que quisimos conservar contextualizándolos en la nueva distribución. Algunos de ellos permanecieron en su localización original (alacena junto a la terraza y las carpinterías de madera en el acceso) y otros se reutilizaron para la configuración de nuevos elementos. Es el caso de los vidrios texturizados amarillos relocalizados en una nueva mampara de separación entre la cocina y la zona de estancia, y otros que se mantuvieron en la ventana del acceso a la vivienda.
El falso techo se utiliza como elemento compositivo, además de alojar climatización, iluminación y las guías de los tabiques correderos. El trabajo con la geometría del falso techo nos permite tener una altura más baja en los espacios de servicio y de paso y otra más alta en el resto de estancias, utilizando geometrías curvas que dialogan y se relacionan con las particiones verticales y con el mobiliario fijo y con algunos de los elementos decorativos.
La materialidad escogida responde a las indicaciones de Àngels y Josep Maria, y se han utilizado colores claros, maderas naturales, encuentros rectos y limpios tanto en la obra como en los detalles de carpintería. La vivienda resultante cuenta con unos 125 metros cuadrados útiles y una terraza de 21 metros cuadrados.
Este espacio, que albergó la vida de los abuelos de Àngels, está preparado ahora para acoger la vida de esta familia, reinventándose y adaptándose a la evolución de sus habitantes.