El Pabellón Castello Banfi ofrece una inmersión sensorial completa en un microcosmos fértil que encarna la filosofía de Banfi. Este espacio no es solo una celebración del vino, sino una narrativa multifacética que entrelaza el amor secular por la tierra con una búsqueda continua de equilibrio entre la innovación y la tradición. Aquí, el vino se convierte en un símbolo tangible del paciente y meticuloso trabajo de transformación del paisaje y de la gente que lo habita, contribuyendo a la creación del genius loci que caracteriza la armonía atemporal del territorio toscano.
Entrar al Pabellón Banfi significa adentrarse en una dimensión evocadora, profundamente experiencial y emotiva, capaz de involucrar los sentidos en un ritual colectivo. Dos grandes bloques de madera de castaño quemada, conectados por robustas vigas de celosía, definen el espacio arquitectónico de una manera poderosa y simbólica. El primer bloque, alto y angosto, recibe al visitante con un “aroma medieval” que funciona como filtro de entrada, mientras que el segundo, opuesto, alberga una cocina, áreas de almacenamiento y una escalera que conduce al piso superior. Aquí, espacios íntimos acogen a los visitantes para degustaciones exclusivas, un viaje a través de las múltiples facetas de los vinos Banfi, cada uno con una historia única que contar.
La experiencia sensorial se intensifica con velas de membrana semitransparente que se extienden a lo largo de los lados del pabellón: en ellas se proyectan imágenes evocadoras de colinas bañadas por el sol, árboles mecidos por el viento y tocados por la lluvia, y sombras que danzan en una fascinante mezcla de paisajes rurales y urbanos. Aromas de la vegetación mediterránea, sonidos y efectos de luz se entrelazan, sumergiendo a los visitantes en los reflejos de un vino que narra la tierra de la que proviene.
Cada detalle del pabellón está diseñado para evocar la Toscana. Las paredes oscuras están tratadas con la antigua técnica japonesa “Shou Sugi Ban”, similar al tostado de las barricas, que otorga a la madera una textura y durabilidad únicas. El piso, en hierro bruto, evoca la robustez de la tierra, mientras que la madera de alerce natural sin tratar, similar a las cajas de vino listas para viajar, está impregnada de aceites esenciales de lentisco y helicriso, plantas emblemáticas de la flora mediterránea. Cada elemento es una celebración de las materias primas y la artesanía, un tributo a la tierra toscana que cobra vida a través de las texturas, aromas y sabores que definen la esencia de Banfi.
El Pabellón Banfi no es solo una exposición, sino un viaje emocional y multisensorial, una experiencia que refleja la misma profundidad y complejidad de los vinos Banfi, guiando a cada visitante en un camino de descubrimiento y maravilla.