Dos promociones distintas, 28 viviendas y un hotel, conviven en un mismo proyecto relacionándose de forma sinérgica. Comparten un patio que da coherencia al conjunto, pero sin homogeneizarlo. Este espacio es el resultado de la suma jerárquica y articulada de patios menores que responden a distintas necesidades interiores. Las fachadas del hotel y las viviendas dialogan entre sí atendiendo a sus distintas necesidades.
El edificio ocupa el solar de antiguas instalaciones industriales frente al puerto. El hotel, urbano, responde a esta localización con una lógica industrial. La adaptación al entorno es un principio sostenible.
Los volúmenes del hotel se muestran y articulan con naturalidad, de dentro hacia afuera según su carácter y función. Contenedores acopiados de habitaciones sobre basamento pétreo agrietado de zonas comunes. Grietas profundas por las que penetramos en el interior.
Se utiliza sin complejos energías renovables como la solar térmica y la solar fotovoltaica, pero integrándolas realmente en su arquitectura. Integrar arquitectónicamente una instalación puede ser explorar su posible belleza latente. Crear un orden arquitectónico a partir de su construcción.
Las habitaciones tipo no tienen terrazas. No es un hotel de “sol y playa”. Pero no estaría mal que se pudiera transformar toda la habitación en un gran balcón abierto a las estupendas vistas del puerto y el Mediterráneo. Planteamos como solución un híbrido entre carpinterías y muro cortina que permita una interacción más compleja y libre con el exterior. Se aprovecha la transparencia y coherencia constructiva del muro cortina y la capacidad de grandes y cómodas aperturas de las carpinterías de ventanas.
La visera de paneles solares fotovoltaicos integrados en cada módulo, completa la unidad del mismo. Además de producir energía eléctrica y evitar molestos deslumbramientos, reducen la carga térmica sobre las fachadas, ahorra energía de climatización y permite utilizar un vidrio más transparente. Se pretende mostrarlos de la manera más elegante y honesta posible creándose un cierto ritmo, el “orden arquitectónico fotovoltaico”. Gracias a la energía generada por ellos y a la solar térmica de cubierta también integrada en el edificio, se dejan de emitir a la atmósfera casi 300 toneladas anuales de CO2.
El patio es el corazón del edificio. Situados en planta sótano, los salones de hasta 500m2 reciben ventilación y luz natural de un patio excavado. El estudio científico en colaboración con la Univerisdad de Sevilla, demuestra la racionalización de la climatización y la distribución del aire . Este patio central es la pieza fundamental desde la planta primera hasta el último sótano permitiendo al edificio respirar inyectando aire limpio y templado desde él y expulsando el aire viciado por los patios técnicos laterales. Es un pozo de luz y aire fresco. El aire frío por su mayor densidad se deposita en el fondo, sobre todo por la noche. La condición de excavado, mejora aún más su comportamiento. Mediante unas lamas integradas en un complejo muro cortina al patio, se toma este aire para su utilización en la climatización de salones, restaurantes y hall.
Estas estrategias bioclimáticas mejoran el confort y proporcionan ahorro energético de manera que el edificio consume el 50% menos energía que los similares de la zona.