El campus del Colegio de Europa, obra de Oppenheim Architecture (OA), acaba de terminarse en Tirana (Albania). El proyecto, que es el primer campus construido expresamente para el Colegio de Europa, se inspira en la arquitectura vernácula de la ciudad y en contextos históricos como las protestas estudiantiles de 1991, que desempeñaron un papel fundamental en el camino de Albania hacia la democracia.
A través de una cuidadosa investigación sobre la historia y la cultura de Tirana y su emblemática ciudad estudiantil, OA reconoció que, más allá de los bellos materiales, colores y texturas de Tirana, son las personas y, de forma más general, la vida social las que ocupan el centro de la organización espacial de la ciudad. En toda Tirana, las plantas baja y primera están ocupadas casi exclusivamente por tiendas, restaurantes y espacios sociales, y actúan como una extensión de la ciudad dentro de los límites del edificio.
Asimismo, durante las protestas estudiantiles de 1991 que exigían un cambio económico y la dimisión del gobierno comunista, el campus de la Universidad de Tirana y, más concretamente, el edificio Godina LIRIA, situado junto al emplazamiento del nuevo Colegio de Europa, se convirtieron en el corazón del movimiento. Miles de estudiantes tomaron los tejados y las logias y exigieron un cambio.


Tres edificios principales enmarcan el «ágora»: un edificio de acceso dedicado al público y a programas sociales que incluye una biblioteca, un museo y un espacio para eventos; un edificio universitario con aulas, salas de conferencias y una cafetería; y un edificio diplomático con oficinas, salas de reuniones y alojamiento para los diplomáticos visitantes de la UE. Situados a lo largo de los bordes del recinto, los edificios están conectados mediante amplias logias que fomentan aún más la sensación de interconexión del campus.
Las fachadas del edificio están acabadas con hormigón pigmentado en rojo oscuro e inspiradas en la arquitectura vernácula de Tirana. Otros elementos estructurales lúdicos hacen referencia a la partitura del Himno a la Alegría, símbolo de unidad y cooperación. Las fachadas de los edificios que dan al ágora presentan murales a gran escala realizados por artistas locales, que integran aún más la iconografía cultural de la ciudad.
Cada edificio está diseñado para mejorar la experiencia del usuario, con profundas logias que proporcionan sombra y espacios sociales, y terrazas en la azotea que actúan como extensiones de un parque deportivo adyacente. El énfasis del proyecto en la conectividad social se extiende al interior, con grandes escaleras y espacios de trabajo comunes que conducen a zonas más privadas, como aulas y oficinas.