Situado en el límite del valle de Las Vegas, Fort 137, obra del arquitecto Daniel Joseph Chenin, es un oasis integrado de confort y serenidad ricamente influenciado por el paisaje desértico del valle circundante. Encargada por una familia que adopta un estilo de vida activo de inmersión en el entorno, la casa ofrece una transición fluida entre el interior y el exterior, con espacios habitables cuidadosamente orientados para disfrutar de las vistas panorámicas del Red Rock Canyon.
El arquitecto, residente en Nevada y con un profundo conocimiento de la arquitectura del clima cálido y árido del suroeste, estudió algunas de las estructuras de los asentamientos de los pioneros del siglo XIX para informarse e inspirarse en el proceso de diseño. Chenin explica que la idea de estructuras rocosas apiladas, similares a los fuertes diseñados por los colonos de la época, resonó especialmente.
Esta influencia histórica se aprecia de inmediato en el exterior tosco y robusto de la casa, con piedra tosca que complementa los colores y texturas de las montañas Red Rock, y una rotonda de entrada que ofrece una interpretación moderna de las antiguas estructuras de los fuertes de los primeros asentamientos que antaño salpicaban el paisaje del valle de Las Vegas.
Con una altura de 7 metros y una forma cónica que contrasta con las líneas rectas de la arquitectura circundante, la rotonda actúa como transición entre el calor exterior del desierto y el frescor de un enorme refugio. Al entrar en la rotonda, el sonido del agua de la fuente de piedra del nivel inferior hace que la mente pase del árido calor del desierto a la sensación de un refrescante espejismo desértico. Una escalera de caracol da acceso a un salón en la azotea equipado con una hoguera y amplias vistas al desierto.
Tras un refrescante respiro, la rotonda sale al clima desértico de un patio interior que transita a través de las difusas líneas que funden la casa con el entorno natural que la rodea. La transición del desierto exterior al interior de la casa comienza con un patio totalmente cerrado y sombreado, ideal para comidas y reuniones familiares, con una roca de 75 toneladas excavada en el lugar como telón de fondo.
El programa interior incluye una suite principal, una suite secundaria, tres dormitorios adicionales y un gran espacio común de estar y comedor. Estos usos del programa se organizan en torno a dos muros de piedra que flanquean el edificio de norte a sur y protegen de los elementos externos, al tiempo que delimitan la distribución. Entre los muros se sitúan los espacios de reunión, que incluyen una gran sala de estar y comedor, una cocina, un despacho y una sala de teatro. Los espacios más íntimos, como los dormitorios y una casita, están situados en el lado exterior de estos muros.
Los espacios habitables están diseñados para maximizar el confort, la eficiencia y el ambiente. Dentro de la estructura de acero y los muros de piedra, las paredes correderas de paneles de cristal de 38 pies de largo por 13 pies de alto ofrecen vistas panorámicas desde las fachadas norte y sur. Las paredes de cristal también tienen múltiples funciones y están colocadas para proporcionar ventilación cruzada y atraer abundante luz solar a un interior diseñado con precisión angular para ofrecer protección contra las inclemencias del sol y el viento del desierto.
La modesta pero lujosa paleta de materiales del interior contemporáneo incluye suelos de travertino, techos de estuco y paneles verticales de chapa de madera reconstituida, junto con la cuidada selección de mobiliario y arte de Daniel Joseph Chenin. Abundan los detalles en piedra, madera y latón, como los tiradores personalizados de las puertas y los armarios.
Construida para minimizar el impacto ambiental, el arquitecto incorpora varios elementos para compensar la huella de carbono de la casa y reducir la dependencia de esta red. Estos elementos incluyen una infraestructura de paneles fotovoltaicos y tejados de balasto que complementan otros elementos de diseño junto con la refrigeración pasiva, la masa térmica y la calefacción radiante. Otras consideraciones sostenibles son la chapa de madera reconstituida derivada de los subproductos y residuos de un aserradero, así como materiales de origen local y rocas y tierra reutilizadas de forma constructiva extraídas de la obra.
Se eligieron materiales como el acero desgastado, el acero laminado en caliente y el travertino por su capacidad para envejecer y patinarse con las arenas del desierto, añadiendo más color y texturas a un entorno construido diseñado para integrarse profundamente en su entorno.
El proyecto finalizado ha recibido numerosos premios y galardones del sector por su enfoque reflexivo e innovador, incluidos varios Architizer A+Awards en 2022.
