El rediseño de MRT, una antigua nave industrial, forma parte de una iniciativa denominada "Elementos para la Recuperación Industrial". Creado por el estudio madrileño BURR, el proyecto trabaja para proteger el patrimonio industrial de Madrid con una intervención arquitectónica que propone usos alternativos para edificios industriales obsoletos.
BURR Studio describe la actividad industrial en el centro de Madrid como un sector muy en declive en los últimos 30 años, temiendo que la situación desemboque en "una previsible desaparición". Una serie de factores agravantes están agravando el problema (aunque algunos de estos factores son necesarios): un aumento explosivo del valor de la propiedad, el ruido y las medidas de protección del medio ambiente, incluyendo una serie de zonas de bajas emisiones, y la densidad del tráfico. Como consecuencia, gran parte de la actividad industrial de la ciudad se ha trasladado del centro a las afueras. "En consecuencia, los edificios industriales del tejido urbano corren peligro de extinción", afirma BURR Studio. Al evaluar las formas en que los edificios pueden reutilizarse, el estudio se esfuerza por evitar su demolición.
El edificio de MRT es un antiguo almacén de alimentos y bebidas. Una distribución diáfana aprovechó al máximo la capacidad de almacenamiento del almacén: las aberturas de luz y ventilación se redujeron al mínimo. El plan de BURR Studio para MRT era un espacio híbrido de vivienda y trabajo. Para conseguirlo, el espacio se organizó en una retícula programática, atendiendo así a los diferentes requisitos y deseos de los nuevos inquilinos. Visto inicialmente como un concepto abstracto, "acabó convirtiéndose en el proyecto real", dice el estudio.
BURR Studio organizó el espacio diáfano de MRT en una cuadrícula de compartimentos más pequeños. "Una malla formada por muros organiza el espacio en cápsulas programáticas más abiertas o cerradas, según [su uso previsto]", explica el estudio. Estas "cápsulas" incluyen una cocina, un comedor, un cuarto de baño, zonas de descanso, un estudio, una biblioteca, una sala de escritura, un patio, un jardín de invierno y una plaza de aparcamiento. "La retícula, inicialmente ortogonal y uniforme, se adapta a la estructura preexistente y a las necesidades de cada [cápsula], convirtiéndose en una malla distorsionada", dice el estudio. "Estas divisiones se convierten en gruesos muros de mampostería revocados con mortero de cal. Aberturas de [variados] tamaños conectan los distintos espacios de la malla". Los pozos de luz filtran la luz al interior.
Con la nueva distribución de MRT, BURR Studio consiguió un espacio luminoso, limpio y fluido. El uso de madera y azulejos añade un elemento de calidez al interior predominantemente blanco y encalado. En una zona de descanso, la madera reviste las paredes; hay una librería-biblioteca de madera hecha a medida, una escalera y un escritorio integrado. Los armarios rosas de la cocina y una barandilla azul añaden un toque vibrante de color, y el mobiliario de diseño suave y la vegetación selecta completan el conjunto.
El plan del estudio BURR para el edificio MRT es totalmente adaptable, con una estructura espacial capaz de soportar diferentes usos en función de las necesidades futuras. "Sólo dos posiciones de la retícula son fijas, ya que albergan dos patios", explica el estudio. "Uno [es exterior y el otro] interior, que proporciona luz y ventilación cruzada a todo el espacio".
