Nuestro cliente tenía una hermosa y enorme parcela en la colina cerca del río. También tenía algunos deseos extraños: copiar sus interiores existentes, un poco aburridos de su piso anterior y poner espacio en el primer piso. La inspiración principal resultó ser el camino, que tenía que estar allí de todos modos para llegar al centro de la parcela, donde se planeaba que se ubicara la casa. Pensamos, qué pasaría si levantáramos "el camino" y "envolviéramos" estos interiores feos. Luego lo trajimos nuevamente al nivel del jardín, conduciéndolo a través de la colina empinada hasta llegar al río, al mismo tiempo que no cortamos ningún árbol. El camino dio forma a todo el edificio: sus pisos, paredes y techos, convirtiéndose en el motivo principal del proyecto. Los deseos aparentemente absurdos de los clientes dieron como resultado una vista increíble desde la sala de estar y, gracias a esta idea, logramos conectar el espacio habitable con el jardín y ganar mucho más.