Hecho para desaparecer. Así es como se presenta el concepto de esta casa en la isla de Mallorca, a pocos metros de la orilla del mar Mediterráneo.

La casa está compuesta por un conjunto de piezas que se mueven en una dirección, ofreciendo espacios exteriores a modo de patios entre los distintos volúmenes que contienen los diferentes usos interiores. Así, con este movimiento, un volumen se fragmenta en pequeñas partes, dando a cada una de ellas un carácter singular y su propia autonomía. La casa está concebida con materiales naturales, pero construida con la tecnología actual, prestando atención a la economía, la precisión y la continuidad. La disposición de la planta baja maximiza la relación con el exterior y prioriza las vistas al mar a través de grandes aberturas protegidas de la incidencia solar por aleros que generan grandes terrazas exteriores.

Diversos puntos de partida explican las estrategias formales y técnicas que se han adoptado para su diseño. En primer lugar, se presta especial atención a la integración paisajística. En segundo lugar, se valora su adaptabilidad, tanto al entorno donde se encuentra como a la vegetación circundante. También se consideran los aspectos fundamentales de su sostenibilidad mediante soluciones técnicas fundamentadas en una tradición innovadora que permite generar espacios de confort. Por último, se hace especial hincapié en la experiencia del usuario, ofreciendo espacios para disfrutar del paisaje y del espacio exterior con la privacidad necesaria.