El emblemático anillo viario de Barcelona, ‘les Rondes’, fue proyectado en los años sesenta. Muchas disputas políticas, técnicas y económicas impidieron que hasta después de 30 años no se pudiera inaugurar. Les Olimpiadas de Barcelona del 1992 fueron el empujón definitivo de unas obras que supusieron una transformación urbanística sin precedentes en la ciudad.
30 años después ha sido posible recuperar la vida social delante del Mercado de la Vall d’Hebron, entre los barrios de la Teixonera y Sant Genís dels Agudells, donde aparentemente había desaparecido casi por completo. Un nuevo paradigma de la movilidad ha dejado atrás los coches como protagonistas principales. Se ha recuperado la infraestructura como parte activa del sistema de espacios libres de nuestra ciudad dando importancia al pasear, a la interacción entre vecinos y a la pacificación de nuestras calles.

Se trata de una plaza que se configura con una gran pérgola productiva, convirtiéndose en una de las pérgolas fotovoltaicas más grandes de la ciudad, reflejo de la apuesta de la ciudad de Barcelona y el convencimiento de batlleiroig por revertir la situación actual y conseguir la autosuficiencia energética de los espacios públicos.
Un espacio público de producción energética que más allá de la sombra que producida busca ampliar sus prestaciones para convertir la plaza en un espacio bioclimático, superando la gran losa de hormigón del subsuelo, permitiendo maximizar la presencia vegetal en toda la superficie.
Además, se ha prestado especial atención en el diseño de la zona verde para conseguir que cumpla con los requisitos de un urbanismo de género e inclusivo, evitando que se generen espacios ocultos, puntos muertos u oscuros, creando un espacio público seguro para todos.

Un jardín lineal de especies autóctonas nos permitirá renaturalizar esta parte de la ciudad ganada a los coches, haciéndola más saludable. Acompañando la vegetación unas gradas de piedra procedente de una cantera cercana van creando distintos espacios de encuentro, donde el ciudadano se puede evadir del ruido y de la velocidad intrínseca a la ciudad, para sentirse realmente en un espacio de pausa y conexión con la naturaleza.
La gran pérgola productiva, junto a dos más a lo largo del paseo, permiten maximizar la presencia de la vegetación que poco a poco las irá colonizando, dando sombra a la plaza y al paseo, y haciendo de este nuevo eje social un espacio público de calidad.
Gracias al sombreado que generan, ayudan a controlar la temperatura superficial del espacio público contrarrestando la de las zonas asfaltadas y haciendo de este espacio un nuevo pulmón verde por la ciudad.

Para la materialización del nuevo eje cívico, conscientes del peso que tiene la arquitectura en la emergencia climática, hemos apostado por materiales que nos permitan llevar a cabo un desarrollo sostenible y saludable de nuestras ciudades. Se utilizan materiales de proximidad, reciclables, con consumos mínimos de CO₂, definiendo el ciclo cerrado de los recursos.
El uso de materiales naturales se extiende a toda la urbanización a través de dos tipos de piedra procedentes ambas del territorio catalán. Rodeando la vegetación, unas gradas de piedra natural serpenteante van creando diferentes espacios de encuentro. Las gradas están formadas por bloques de piedra que conservan las estrías propias de la extracción de la cantera, reduciendo así los procesos de fabricación y, por tanto, los recursos energéticos que se invierten. La piedra utilizada en las gradas es piedra arenisca de Les Borges Blanques, mientras que el pavimento en las zonas de estancia es de piedra calcárea de Ulldecona por su gran dureza.

Para la materialización de las pérgolas se ha apostado por la madera, material natural, sostenible y renovable que tiene unas cualidades técnicas excelentes para su uso en prácticamente cualquier tipo de construcción. Las testas de las vigas cortadas en vertical y la colocación de una pieza de remate superior, protegen los puntos más susceptibles de entrada de agua, preservando el material de su deterioro. Además, las uniones en acero inoxidable nos aseguran la máxima durabilidad de la estructura.
Estas estructuras han supuesto también una oportunidad para convertir el paisaje de la ciudad en un paisaje productivo, colocando placas fotovoltaicas sobre la pérgola más grande, que con una potencia instalada de 43 KW, aportará energía a uno de los equipamientos más cercanos.
Los pliegues que caracterizan la estructura de madera generan unos planos con orientación a sur sobre los que se han colocado las distintas agrupaciones de placas. Un total de 580m2 han sido cubiertos con 218 módulos transparentes, que permiten dejar libre la vista al cielo desde la plaza, a la vez que arrojan unas sombras muy características sobre la misma.

Equipo:
Cliente: BIMSA – Barcelona d’Infraestructures Municipals
Autores: Batlleiroig Arquitectura. Enric Batlle Durany, Joan Roig i Duran, Iván Sánchez Fabra – Arquitecto/ Joan Batlle Blay – Arquitecto y paisajista/ Lola Simón, Maria Blanco – Ingeniero
Equipo: Marina Santos Loshuertos, Mercè Lorente i Gras – Arquitecto / Diana Calicó Soler, Elisabeth Torregrosa Avilés – Arquitecto técnico / Dolors Feu – Ingeniera técnica agrícola y paisajista / Yago Cavaller Galí – Ingeniero técnico agrícola y ambientólogo
Colaboradores: BIS Structures – Ingeniería de estructuras
Constructora: VIAS, Voracys
Créditos fotografías: Jordi Surroca
Créditos vídeo: Stupendastic

