M-G Estudio nace de la idea de habilitar un taller de arquitectura relajado y cálido, a manera de una extensión del estudio de la casa, desvaneciendo la rigidez y frialdad de los espacios de trabajo tradicionales. El espacio original, anteriormente un consultorio dental, ya contaba con un muro de tablaroca que servía de división entre la recepción y el área de trabajo del dentista.

La comunicación de ambos espacios se hacía mediante una puerta y una ventana interiores. Ambos elementos recuerdan a las fachadas de las casas antiguas del centro de Monterrey, las cuales consisten típicamente de una puerta y una ventana tipo balcón, adornada en su mayoría con algunas macetas.

Haciendo uso de esta referencia local e histórica, se utilizó madera de pino para resolver todo el proyecto e intervenir el espacio de forma sutil, únicamente incorporando elementos de carpintería.


Se agregaron puertas plegables a la ventana que permitieran dar mayor privacidad a la sala de juntas y se agregó un cajón largo superior a manera de macetero para colocar plantas e incorporar naturaleza al espacio. Además, se añadieron otros elementos completamente funcionales, como el escritorio, las repisas y los gabinetes para el guardado.


Se diseñó una celosía para vestibular el espacio del baño y la bodega de servicio. El estudio se convirtió al fin en un lugar acogedor, accesible y cálido.

