El restaurante se ubica en las afueras de Santiago. El cliente quería un ambiente que incorporara la madera como material predominante, y que sea un lugar de encuentro más sofisticado de lo que había en ese entonces (una zona algo rural). Buena parte de la madera fue aportada por él y se utilizó tanto en los revestimientos de piso y muros como en el mobiliario.

Uno de los mayores desafíos fue la construcción del cielo. Como la altura existente era baja, tuvimos que ver la manera de incorporar todas las instalaciones en un mínimo de espacio para no disminuir aún más la altura. Así, el resultado es un entramado en base a perfiles metálicos que sostienen placas de cielo con madera de tepa dispuestas en ambas direcciones y que tiene la particularidad de ser registrables, a modo de cielo americano. La trama de estos paneles la hicimos coincidir con las aberturas de la fachada y los elementos interiores.