En el lado de la piscina de Naoshima, famosa por ser una isla de arte y arquitectura, diseñé un pequeño espacio público donde una variedad de personas, incluyendo residentes locales y turistas, pueden relajarse. Anticipo que funcione como un espacio comunitario y un nuevo punto de referencia. La ciudad de Naoshima está formada por 28 islas. Decidimos crear una más, la 29ª isla. El espacio está suavemente envuelto en una estructura de malla metálica blanca. Afuera, se asemeja a una piedra irregular, flotando como una isla en el suelo. En el interior, el espacio también tiene una topografía irregular, lo que permite a la gente encontrar un lugar donde sentirse cómodo y sentarse. El espacio interior, cubierto por la malla translúcida, crea la sensación de una suave membrana espacial blanca, que sólo permite la penetración del viento, los sonidos y los olores del puerto. Es una especie de isla invertida y una nueva forma de espacio que se diferencia de los espacios arquitectónicos rígidos hechos con suelos, paredes y techos convencionales. Mientras que nuestro sentido de la visión está disminuido, nuestro sentido del oído, el tacto y el olfato están mejorados, permitiéndonos experimentar el lugar con todos nuestros sentidos. Aunque pequeño, este es un trabajo ambicioso diseñado para proporcionar una nueva experiencia arquitectónica.