La principal condición del proyecto es tratar de conseguir un edificio con carácter icónico que aporte representatividad y valores a un entorno urbano actualmente periférico, a partir de la resolución de un programa extremadamente sencillo. La implantación es fundamental para entender el carácter abstracto, rotundo e icónico, ya que el bulevar donde se erige constituye la vía de unión entre los dos núcleos urbanos que constituyen la localidad, una zona hasta ahora vacía. Pretende, por tanto, simbolizar y consolidar físicamente el carácter de unicidad local.

El programa, que consta de graderío (fijo y retráctil), vestuarios, oficinas y locales anexos, se distribuye a lo largo del perímetro de la pista, adquiriendo ésta un carácter central. Ese basamento, de carácter estereotómico, se construye en hormigón negro evidenciando la pesadez de estar relleno de programa y, por tanto, su pertenencia a la tierra; en contraste, lo tectónico, lo que se desliga de la tierra, la caja liviana de policarbonato retroiluminado que levita sobre la pista. Entre ellos, el vacío, un espacio que intermedia entre ambos conceptos, a medio camino entre lo público y lo privado, lo exterior y lo interior. Un deambulatorio perimetral, flexible, que puede utilizarse para ampliar la capacidad del graderío, para acoger eventos complementarios al de la pista o como balcón al paisaje que lo acoge.

Esta disposición permite entender el edificio como un volumen sencillo, compacto y fragmentado a la vez, una caja cerrada, rasgada de forma quirúrgica, que le permite iluminar, mirar y conectar; en definitiva, respirar. Esta disociación entre lo pesado y lo liviano a partir de piezas prefabricadas conforma un edificio que asumiendo su condición de edificio público lo hace desde la búsqueda de una monumentalidad austera a partir de una relación entre el objeto, el usuario y el entorno.

Los principales méritos del proyecto residen por una parte en su condición representativa, como objeto de referencia en el entorno urbano, a partir de su condición material cambiante y, principalmente, de su condición flexible, que mediante la disposición de las piezas del programa y la estructura aporta un espacio intermedio que complementa de manera sustancial la funcionalidad exigida ampliando las posibilidades de su uso.