Amelia Tavella Architectes, con sede en Aix-en-Provence, ha terminado un jardín de infancia y escuela primaria de 2.300 metros cuadrados en la cercana localidad de Cabriès, en el sur de Francia. Construido con una envolvente de piedra natural, hormigón y elementos de madera de roble, el edificio de dos plantas está incrustado en la base de una colina, en un emplazamiento a unos 50 metros del ayuntamiento local donde la pendiente se aplana y se abre a verdes campos al sur.
El llamado Edificio Fósil es un proyecto destinado a evocar la sensación de haber sido desenterrado de la ladera de la colina, como si se hubiera construido antes de la construcción del casco antiguo pero acabara de ser descubierto. Su revestimiento de piedra se ha elegido para que coincida con el color del paisaje circundante, lo que le permite mimetizarse e incluso camuflarse con su entorno. El arquitecto describe el aspecto del edificio "como si surgiera de la tierra y luego desapareciera, arrastrándose como una serpiente, lleva la huella de la piedra, sus estratos, su identidad".
El edificio de la escuela está escalonado para adaptarse a la pendiente de la colina. Está organizado linealmente en planta, con tres patas que siguen los contornos del terreno. La forma alargada del edificio da lugar a un gran patio escolar con un puñado de árboles sanos que se alzan como esculturas en medio del espacio mineral abierto y plano y lo suavizan con puntos de vegetación. La vegetación también cubre los tejados del edificio para fundirlo aún más con el paisaje; para los residentes que viven más arriba en la colina, los tejados verdes planos hacen que la escuela desaparezca por completo de la vista. Un callejón bordea la adyacente rue Saint-Pierre para crear un espacio de amortiguación que aleja la escuela de la calle vehicular.
Dos vestíbulos marcan puntos de entrada separados para los programas de jardín de infancia y primaria. El jardín de infancia está situado en la planta baja para evitar que los niños más pequeños tengan que subir escaleras. Los tres tramos de la planta baja están unidos por un único pasillo. La pata central está formada por las aulas del jardín de infancia, acompañadas de dormitorios y espacios administrativos. Está flanqueado por espacios comunes en los extremos, con los comedores, la cocina y una sala de juegos al oeste, mientras que un gimnasio ocupa el volumen al este. Las aulas de primaria y una biblioteca se sitúan en el nivel superior, que se eleva hacia el oeste.
Las aulas y los comedores de la planta baja presentan fachadas acristaladas a toda altura con marcos de madera de roble que dan al patio de la escuela y permiten la entrada de abundante luz natural. Las puertas acristaladas también dan acceso directo desde estos espacios al exterior. La fachada se retranquea para dar sombra natural desde el suelo y el tejado. En el nivel superior, la fachada presenta una banda de grandes ventanales también enmarcados en madera y protegidos del sol meridional por finas láminas de piedra. Las láminas confieren verticalidad al proyecto, que de otro modo sería horizontal, y una textura visual que se complementa con las juntas del revestimiento de piedra.
Los espacios de aprendizaje presentan elementos de madera, como revestimientos murales, bancos empotrados y muebles exentos que armonizan con la madera de la fachada, unificando los interiores y la envolvente del edificio con ricas texturas naturales que resuenan con los árboles que hay justo al otro lado de las ventanas.
El efecto general de la arquitectura es de una frescura y ligereza saludables, aparentemente sencillas de conseguir pero rara vez logradas de forma tan holística en edificios municipales. El proyecto es un experimento acertado de unificación de un espacio institucional con su entorno, tanto funcional como visualmente, y representa una tendencia de la arquitectura francesa contemporánea que suele premiar los buenos diseños realizados mediante concursos abiertos al sector.
