Diseñado por Mixtura, un estudio de jóvenes arquitectos italianos, el nuevo convento de la Fraternidad Franciscana de Betania ya está terminado. El proyecto, de 5.300 metros cuadrados, incluye amplios espacios para la oración, la hospitalidad y zonas de reunión para los residentes de la comunidad local circundante de Salvador de Bahía (Brasil).
El concepto de diseño es fruto de un amplio proceso participativo entre los arquitectos y la comunidad. El complejo resultante presenta principalmente edificios de baja tecnología en los que las texturas de madera de origen local informan la estructura y el revestimiento.
La tipología clásica del convento, orientada en torno a un único claustro cerrado, se reinterpreta aquí multiplicando el número de claustros. En total, seis edificios componen el conjunto conventual. Estos edificios incluyen un refectorio, una iglesia, un edificio administrativo, una biblioteca, una sacristía y celdas.
En el diseño también se emplean medios tradicionales y localmente conocidos de refrigeración pasiva. Las plantas delgadas permiten que el viento que sopla constantemente del este circule libremente entre los seis edificios. Además, los grandes tejados de madera y un brise-soleil protegen los edificios de la radiación solar directa, mientras que los muros permeables y los paneles ajustables giratorios mantienen las habitaciones ventiladas de forma natural. Estas estrategias de eficacia probada proporcionan un confort respetuoso con el medio ambiente sin necesidad de sistemas mecánicos.
Otras estrategias empleadas para ahorrar recursos son el uso de paneles fotovoltaicos y la implantación de sistemas de recuperación del agua de lluvia.
Desde el punto de vista social, el convento es una parte importante del proyecto más amplio que la Fondazione Betania Onlus lleva a cabo en Brasil desde 2010. Este trabajo incluye la construcción de una guardería para 120 niños de las favelas vecinas, y también implica la construcción de un complejo escolar para más de 500 niños que viven en condiciones de grave penuria.
Como explican los arquitectos, el convento forma parte de un proyecto ambicioso e innovador para proporcionar a los jóvenes de las favelas de Bahía un futuro mejor basado en la mejora del cuidado del cuerpo, la mente y el espíritu, así como en el valor pedagógico y educativo de la calidad arquitectónica de los espacios.
"Como arquitectos creemos firmemente que la arquitectura puede cambiar positivamente la vida de las personas. El convento es un proyecto en el que hemos estado implicados, tanto profesional como humanamente, durante muchos años. No se trataba sólo de crear un edificio, sino también de comprender la naturaleza profunda del lugar que íbamos a diseñar. Salvador de Bahía es un lugar especial, donde la cultura occidental se funde con la africana para fomentar un sincretismo cultural y religioso único. Pero sus suburbios son también lugares muy frágiles y peligrosos, donde la violencia y la delincuencia son el paradigma con el que la gente lidia a diario. El convento se encuentra en este contexto, en el barrio de São Cristóvão, uno de los más pobres y peligrosos de Salvador. Aquí, la buena arquitectura puede ser un antídoto contra la marginalidad a la que están condenadas millones de personas en los suburbios de todo el mundo. Es un signo de respeto y dignidad", explica Cesar Querci, arquitecto de Mixtura.
