Una ventilación suave y sin corrientes es lo que hace el movimiento del ventilador de techo (Punkah) tan único.
En la antigüedad, los Maharajás y Faraones disfrutaban de la silenciosa brisa que circulaba, gracias a un Punkah. La tranquila oscilación del péndulo del Punkah se volvió parte de la herencia India y Árabe, además de poder encontrarse en el siglo 19 en la parte sur de los Estados Unidos y en las escuelas del interior de Australia. Estos majestuosos ventiladores desaparecieron con el comienzo del siglo 20 por la disponibilidad de motores eléctricos baratos, dando lugar a la producción masiva de ventiladores giratorios ruidosos.
Estos, sin embargo, no pueden sustituir la sensación que aporta el movimiento suave, natural y reconfortante del silencioso Punkah.