La bodega se encuentra al pie de la cordillera de los Andes, a 1200 m. sobre el nivel del mar, en una vasta planicie árida con viñedos y magníficas vistas de las altas cumbres nevadas.
Tiene 12.000 m2 y fue construida en etapas, formando un conjunto con cuatro unidades:
· cubo de recepción de vendimia, fermentación y conservación
· cava
· nave de embotellado, fraccionamiento y expedición
· restorán y bar de vinos
Estos edificios se ubican alrededor de una plaza central, sobre la cava, y se conectan por debajo en niveles descendentes, para vinificar por gravedad.
En síntesis, la cosecha sube por rampas vehiculares a la terraza de vendimia, donde la uva se prepara y vuelca en los tanque de fermentación, ubicados abajo.
Después de la fermentación del mosto, el vino baja a la cava subterránea, donde madura y se conserva en barricas de roble y luego en botellas. El proceso finaliza en la nave de embotellado y fraccionamiento para expedición.
Paralelamente, en la bodega se realizan visitas de enoturismo, para brindar conocimientos y poner en valor el vino a través del paisaje y de su arquitectura. Estos recorridos didácticos buscan comunicar una sensación de pertenencia al lugar. Brindan ricas experiencias sensoriales en la Naturaleza y también a lo largo de todo el proceso productivo, culminando en las áreas sociales con una variada oferta de actividades.
El proyecto arquitectónico se apoya en una planimetría paisajística con ejes y diagonales, que permite integrar distintas escalas de espacios exteriores e interiores. Dentro de este trazado se sitúan los edificios que componen la bodega, vinculados para lograr eficiencia productiva y recorridos emocionantes para los visitantes..
El circuito del turismo se desarrolla sobre las diagonales del trazado general. Se inicia en la plaza central, abierta al paisaje. Desde allí se sube al edificio de vendimia, un ícono de hormigón, acero y vidrio que domina el conjunto. Tiene planta centralizada y tres niveles interconectados por un hueco central, que deja pasar la luz natural desde un óculo abierto en la cubierta de la azotea. En este nivel se evidencia el sistema estructural sismo- resistente del edificio, La aerodinámica cubierta de acero se sostiene en cuatro puntos articulados sobre pilares de hormigón, cilíndricos y huecos, que en las plantas inferiores sirven como contenedores de vino. De los pilares se fijan tres puentes de acero y vidrio, que alojan el laboratorio y las salas de enología y micro vinificación, con un dominio visual completo del proceso de vendimia, desde lo alto.
El recorrido desciende luego hacia la cava de barricas, situada bajo la plaza. Este sótano cuadrado, de 50 x 50 m, tiene cuatro machones en L donde apoyan dos pares de vigas en diagonal, formando una cruz por donde se filtra la luz solar que ilumina el espacio.
La cava se recorre por pasarelas de acero elevadas del piso, permitiendo una percepción integral del espacio central de la bodega, de su estructura de hormigón y de las obras de arte expuestas en el perímetro
El recorrido arquitectónico culmina subiendo al restorán, que parece flotar sobre el espejo de agua de riego, Allí, frente a los viñedos respaldados por la cordillera de los Andes, se disfruta intensamente de la gastronomía y el vino.
Proyecto: Eliana Bórmida y Mario Yanzón, arquitectos.
Jefe de proyecto y dirección técnica: Gustavo Albera, arquitecto.
Equipo de proyecto: Sonia Enriz y Paula Sanchez Abraham, arquitectas.
Cálculo estructural: Juan Camps y asociados, ingenieros.
Empresa constructora: Millenium S.A.
Superficie terreno: 15.000 m2
Superficie cubierta: 12.000 m2
Paisajismo: Eduardo Vera.
Capacidad de elaboración: 600.000 litros.