El sitio es un pequeño bloque suburbano de 300m2 en el sudeste de Melbourne. El objetivo era diseñar una nueva vivienda para alojar a una familia de 4 personas, incluyendo espacios flexibles que pueden variar a medida que los niños crecen y las necesidades cambian. También era necesario acomodar una colección de bicicletas en el interior y el exterior, ya que son una forma importante de transporte para la familia.

El presupuesto era muy reducido, por lo que las áreas de construcción se mantuvieron lo más compactas posible, y se utilizaron materiales simples y rentables en todo momento. Se diseñó una estructura de 2 pisos para minimizar la huella del edificio y maximizar la cantidad de espacio de jardín.

La estrategia fue concebir una simple caja de láminas de cemento con elementos que se doblaban para crear dispositivos de sombreado y pantallas de privacidad cuando fuera necesario. La valla se desenreda del edificio, se pliega desde el toldo de entrada a la calle y luego se enrolla para ocultar el recinto de la caja. Las perforaciones triangulares en la valla tienen como objetivo detener a los grafiteros locales, así como permitir que la luz penetre. Este material también se utiliza como pantalla de privacidad en el primer piso para evitar que se vean las propiedades de los vecinos.

En contraste, la pared de ladrillo reciclado del sur se propone como un lienzo para los grafiteros locales que residen en la zona. Internamente se deja expuesto en el interior y se emplea para almacenar una serie de bicicletas de carreras.

Mientras que el aspecto de la calle es una caja esculpida en gris prístino, en contraste, el interior es rico en textura y color, reflejando la vida activa de sus usuarios. Una simple paleta de ladrillo expuesto, losa de hormigón, madera local, chapa y laminado se utilizan internamente. El despliegue continúa en el interior con el techo de la cocina que se envuelve para convertirse en los gabinetes. La piedra y la madera se unen, imitando las sombras que proyectan las cubiertas en el exterior. Los espacios se doblan y retuercen sobre sí mismos, tanto en la carpintería como en los azulejos, respondiendo a los estiramientos y dobleces que se producen en la fachada.

Junto con los dormitorios y las zonas de estar, se incorporaron 3 espacios más como zonas flexibles. En la planta baja, uno puede ser utilizado como salón o dormitorio separado, mientras que el espacio de la primera planta también puede ser utilizado como espacio de juego o estudio, dependiendo de las necesidades de la familia en diferentes momentos. También se incorpora una oficina en casa al final del espacio del pasillo de ladrillos, que puede ser utilizada por el padre que trabaja desde casa o como el área de computación de los niños. Un cobertizo está cuidadosamente escondido en el sur del edificio, para acomodar más bicicletas y herramientas para la construcción de bicicletas.

Cada milímetro de espacio tiene un propósito, aunque los espacios son lo suficientemente flexibles como para cambiar a medida que la dinámica familiar cambia con el tiempo.