El encargo consistió en una Casa pequeña para disfrutar de la belleza del Bosque Maulino en la Cordillera de los Andes, en la Zona Centro-Sur de Chile.
El lugar es un bosque de Robles, ubicado a una altura aproximada de 950 metros sobre el nivel del mar.
A esta altura, la temperatura nunca es muy elevada y los Robles al ser caducos hacen que el paisaje cambie constantemente.
Durante el año los colores del bosque y la luz, varían en un ciclo continuo que brinda un espectáculo muy especial.
Éstas características, entregan una oportunidad única de poder generar un espacio interior totalmente acristalado, que permite percibir y contemplar el bosque en su real magnitud, la vertical , sin correr el riesgo de que sea muy caluroso.
Al estar inmerso en un bosque caduco, durante el verano, el espacio es protegido por la sombra de las hojas, mientras que a medida que se acerca el frío invierno, recibe progresivamente el ingreso de luz solar al interior con el caer de las hojas.
El proyecto de esta manera, propone un espacio interior totalmente vinculado a la Naturaleza y al exterior, a través de una envolvente totalmente acristalada, como un Invernadero, pero Invertido, donde las plantas no están adentro, si no afuera, y las personas, adentro, son envueltas por el paisaje y los árboles.
El espacio acristalado alberga los recintos principales y más públicos, como living, comedor y cocina, mientras que los dormitorios se resuelven más cerrados para dar mayor intimidad.
La estructura es de madera, debido a ser un sistema constructivo rápido y de fácil de transporte, considerando la dificultad de acceso y lejanía del lugar.
El programa se desarrolla en dos plantas para concentrar y disminuir la superficie de ocupación de suelo, buscando el menor impacto posible en el bosque.
