La petición fue de un espacio íntimo para una familia de cuatro personas. Una búsqueda para promover espacios de encuentro e interacción, fomentando una relación introspectiva, aislada del exterior. Una serie de volúmenes, en forma de herradura, se revelan y se desenvuelven a lo largo del camino.
La continuación de la fachada, expresada por un solo material (ladrillo), contribuye al carácter monolítico e introspectivo del concepto. Los múltiples volúmenes que la conforman se convierten en la piel que contiene y enmarca la privacidad. Al entrar en la casa se revela un espacio continuo que rodea el jardín, el elemento que lo reúne todo y el núcleo del diseño, que es visible desde todas las habitaciones y espacios comunes.
El programa arquitectónico comprende un jardín, cuatro dormitorios, un estudio, sala de estar, comedor, cocina, patio exterior, bodega y terraza en la azotea.