Casa Tierra se desarrolla en un área de 200m2, dentro de un exclusivo complejo habitacional en la ciudad de Cancún, Quintana Roo. Desde su concepción, se identificaron dos desafíos importantes: crear un programa arquitectónico flexible (ya que no se contaba con un usuario definido), y crearle una identidad diferente a su proyecto hermano, Fuentes 28.
El resultado fue un ejercicio en donde se aprecia una clara distinción en los dos proyectos. Casa Tierra posee una paleta de colores más experimentales y brutalistas, como lo son el uso continuo de chukum natural, (que presenta un tono terroso claro, de donde toma el nombre el proyecto), colores grises, que se representan en pisos y en concretos pulidos en muros principales, y finalmente se decanta por una carpintería más clara en tono mostaza.
El programa arquitectónico es idéntico al de su proyecto hermano, constando de la zona social (cocina, sala, comedor, baño para visitas, alberca), área de servicios (cochera, zona de lavado, pasillo de servicio). En planta alta se cuenta con tres habitaciones con baño incluido, vestidor y estancia destinada para estudio y recreación.
Los espacios priorizan dos elementos clave: iluminación (que se traduce en grandes y diversos tragaluces colocados estratégicamente por todo el proyecto), y ventilación cruzada (que se crea gracias a las ventanas, puertas corredizas y balcones localizados en toda la casa).
Unas de las características clave en la creación de la identidad de Casa Tierra eran los contrastes entre acabados; tonos claros y oscuros, entremezclándose con el fin de dotar a la casa de un ambiente relajado y minimal, que exacerbe la belleza del material en estado bruto.
Por consecuencia, el proyecto posee grandes contrastes en la zona de la cocina (entre maderas claras y naturales, tonos grises y duros como el salpicadero y pisos), en la fachada (con un encuentro de acabados entre chukum y concreto, delimitados por una buña aparente) y finalmente el diseño de un lambrín de madera para el balcón en la fachada principal.
