La Escuela Massana forma parte de un largo proceso de transformación urbana de la Plaza de la Gardunya situada en el casco histórico de Barcelona.
Con una superficie útil de 11.000 m2, todo el esfuerzo del proyecto responde a la voluntad de crear un espacio interior luminoso con espacios abiertos de relación al mismo tiempo que desde el exterior el edificio se vea armónico con la trama urbana.
El edificio se fracciona tanto en volumetría como en resolución de fachada en respuesta a los edificios circundantes. Con el objetivo de darle un carácter más singular y escultórico y, a la vez, quitar pesadez al edificio, la parte que da a la plaza se descompone en dos volúmenes que rotan creando terrazas.
Una pieza cerámica a modo de brisoleil cubre esta parte del edificio y permite enfatizar su voluntad escultórica al mismo tiempo que protege la intimidad de los alumnos.