Convertimos una antigua vivienda del barrio de Huertas en una oficina abierta y flexible. El pasillo central de la entrada divide los dos grandes espacios del proyecto que tendrán un lenguaje y materialidad diferente atendiendo a su uso. Por un lado, aprovechamos la compartimentación así como ciertos acabados de la zona noble de la vivienda original para crear un el área de despachos y salas de reuniones.

Por otro lado, para materializar la zona de co-working realizamos la operación opuesta: derribamos todos los tabiques y pavimento existente para crear un único espacio abierto y fluido organizado por una gran mesa que envuelve un espacio colonizado por plantas. Éstas otorgan gran intimidad a los usuarios a la vez que animan el interior de la oficina. La iluminación de las salas han sido diseñadas por el estudio y realizadas a medida, creando formas variadas y permitiendo, además, dos tipos de iluminación directa o de trabajo e indirecta o de ambiente.




