A través de la rehabilitación integral del centro comercial se ha transformado un equipamiento obsoleto, a la vez que se creaba un nuevo espacio para la convivencia ciudadana. Se trata de una supermanzana, formada por cuatro islas del Ensanche barcelonés, cuyo espacio interior se ha recuperado íntegramente para uso público. La transformación urbanística ha consistido en la colmatación de los huecos interiores de las manzanas para dar continuidad a los ejes de la trama urbana. La actuación incluye un nuevo volumen: un cubo de vidrio que se asienta en la antigua plaza deprimida. A nivel funcional, se ha priorizado el comercio de calle, con un tratamiento de amplitud y transparencia de las fachadas a doble altura. Las tres plantas quedan comunicadas a través de grandes huecos a nivel de calle.