La parcela del nuevo Instituto de Enseñanza Secundaria ocupa la tercera parte de una mayor destinada a uso educativo, y está inserta a su vez en una gran manzana de espacios verdes. Todo ello rodeado por grandes bloques de viviendas de 8 plantas de altura en una barriada de gran densidad de población. En este entorno de arquitectura bastante anodina, nuestro edificio se convierte en el centro de visual de esta zona de “urbanismo verde” bastante aceptable: espacios libres para juegos, sombras, acerados generosos y arbolado de porte mediano.
El edificio ocupa la parcela de forma racional, formalizando la fachada del único vial rodado. El edificio principal, sereno y funcional, es una U de tres plantas en dirección sur que se adosa a una pieza de circulaciones al norte que recorre todo el edificio desde el vestíbulo hasta la zona deportiva. La situación de este generoso vestíbulo principal, dilatado en los pasillos interiores, permite organizar las distintas circulaciones tanto interiores como a las zonas exteriores. La volumetría en torno a un patio interior ajardinado y más acotado a escala humana, es claramente reconocible desde el exterior.
En la imagen exterior del edificio se combinan materiales tradicionales y sistemas actuales de eficiencia energética: muros de ladrillo visto en color blanco que enmarcan una fachada ventilada con paneles coloreados, horadados por huecos horizontales tamizados con lamas verticales de aluminio en color rojo. Un solo tipo de hueco y dos materiales exteriores resuelven la totalidad de los encuentros entre los diversos usos.