Un auténtico espacio gastronómico impregnado de la historia del más puro estilo americano de comer abre sus puertas en el corazón de la capital madrileña, Fuencarral. El arquitecto Héctor Ruiz-Velázquez asume el reto de integrar el espíritu local de una cultura en otra y da forma al nuevo espacio de la marca Johnny Rockets desde su esencia más original con una nueva visión de futuro.

En la América de los años 50, la moda, los coches, los espacios y la estética se tiñen de brillo, intensidad y rojo, una combinación de colores que define el auge de la industria y su impacto en la modernidad de una sociedad joven y esperanzada en aquella época. La juventud, la música, la velocidad, la novedad tienen su punto de encuentro en estos lugares, un atrezzo perfectamente orquestado en el que se puede escuchar, sentir el espíritu americano de libertad de aquella época.

Johnny Rockets ha conseguido conservar esta sensación única y universalizarla en todas sus tiendas del mundo. Mantiene ese glamour icónico que se puede revivir en sus asientos, en su comida, en su música y centrado en sus restaurantes desde el nacimiento de la marca en 1986 en California.El diseño creativo del espacio gira dinámicamente en torno a un núcleo central: la cocina. La preparación visible de la comida subraya el valor de su oferta gastronómica, sus míticas hamburguesas se convierten en un atractivo para el placer de su consumo.

El espacio limpio y ordenado del elegante comedor, sobre su clásico damero blanco y negro, fusiona el espíritu del Cadillac y del icónico Jukebox en todos los detalles de su arquitectura interior, en sus molduras, en la luz ambiental, en el material y en la disposición de los asientos. Lo consigue a través de la arquitectura del espacio, convirtiendo los nuevos Johnny Rockets en experiencias gastronómicas temáticas que motivan y envuelven centrándose en lo que realmente importa: su comida.

El espacio es participativo en su totalidad, con el personal de cocina y los comensales vinculados visual y espacialmente en un restaurante inclusivo, donde el rojo, los detalles cromados, los acentos de madera cálida, los volúmenes sinuosos de los mostradores, la iluminación indirecta y un dinámico techo curvo forman parte de una escenografía pensada y diseñada para mejorar la experiencia sensorial del público.
