La Casa Madliena, situada en un terreno de novecientos metros cuadrados en Madliena, Malta, es el hogar de una joven y dinámica pareja y de dos niños. Desde las primeras etapas, el concepto se construyó en torno a la pureza y la audacia del diseño. La forma del edificio es esencialmente una reacción al lugar en el que se encuentra, mientras que los interiores han sido la herramienta utilizada para salvar la brecha entre la estética y la función de los diferentes espacios del edificio.

Este diseño es un medio para estudiar la importancia de los factores naturales, como la creación de espacios interesantes utilizando la luz y la sombra: un concepto que recuerda el período del Renacimiento y la técnica del "claroscuro". En la planta baja, el interior está inundado de luz natural, que penetra a través de las aberturas del suelo al techo - con la idea de que el interior y el exterior se fusionan para formar un único espacio. Sin embargo, se ha permitido cierta flexibilidad mediante el uso de pantallas de tela controlables que, al bajarlas, transforman el espacio en un espacio más íntimo y privado. La luz natural se filtra a través de los cuatro niveles de la casa, a través de dos patios, que también sirven para ventilar pasivamente la casa.

Los diferentes espacios de esta casa familiar han sido diseñados con el cliente - cada intervención tiene como objetivo darle plena propiedad y comodidad dentro de la propiedad. El uso de materiales e iluminación, por ejemplo, para diferenciar las diferentes áreas de la casa, ayudó a mantener un diseño consistente a lo largo del proyecto, asegurando al mismo tiempo un equilibrio entre el diseño estético y las necesidades diarias de los clientes.

Los detalles arquitectónicos se consideraron como un medio de afectar inconscientemente la forma en que se percibe el espacio y, por lo tanto, de determinar sutilmente las actividades. En última instancia, el diseño de la casa fue enfocado de manera que se logró un equilibrio y se definieron las funciones de la casa y sus atmósferas.