El proyecto consiste en construir una casa mínima para aprovechar al máximo el hermoso jardín existente y la proximidad del mar; como un refugio para habitar el sitio de una manera cómoda y dinámica.

Los veinte metros cuadrados de espacio dan la oportunidad de encontrar un comedor, un bow window como sala de estar con vista al mar, un cuarto de baño, una cocina, dormir para cinco personas, servicios y espacio de almacenamiento.

Para dar un gran placer en esta pequeña área, el desafío es hacer que la gente se sienta habitante del jardín. Para ello utilizamos varios dispositivos: ventanas correderas que desaparecen detrás de los muros hacen que el jardín atraviese la casa; un arco de ventana enmarca el mar y la iglesia del pueblo y sumerge al habitante en el paisaje; un generoso alero de techo de clérigo da cobijo a los alrededores inmediatos; una terraza ofrece vistas a los alrededores.