Es un trabajo que reflexiona sobre la relación entre arquitectura y agua. Consiste en obra construida, proyecto y escritos que describen los contextos de las urbanizaciones de vivienda familiar con el agua. Se investiga sobre el concepto de piscina privada y su relación con lo construido en los contextos de baja densidad. Es una reflexión que debemos hacer en un contexto como el Levante español para conseguir un giro hacia una arquitectura sostenible.


Deshacer límites con la ciudad
La ciudad se introduce en la arquitectura, la calle se transforma en rampa y agua. La arquitectura se retuerce buscando la naturaleza, mira a las montañas de Orihuela, se asoma por encima de sus limitaciones. Resulta extraña pero difícil de recomponer en sus límites; es ciudad, pero también paisaje; es espacio privado, pero también se apodera del espacio público de la calle. Lo construido se refleja y fragmenta con el uso de los vidrios reflex en las carpinterías de acero.


Tres personalidades y un ámbito
Se proponen, formalmente, tres cuerpos independientes que se funden en un único proyecto. Cada cuerpo tiene su personalidad, su privacidad. Los encuentros entre las piezas se realizan horizontal y verticalmente a través de escaleras, puente “Y” y dobles alturas, propiciando las relaciones inesperadas y las buscadas. Espacios de reunión, semiprivados y privados se entrelazan como en el acto de vivir.


Piscina dentro de K
La piscina nos acompaña en el acceso; es el corazón del proyecto, perfora y hace vibrar el espacio en su entorno. Nadar a través de la casa, atravesar el puente “Y”, iluminar y humedecer la arquitectura de K. El agua rehace la definición de vivienda, no es una casa con piscina: es casa y es piscina. Los reflejos, brillos y tonalidades son los materiales de construcción del espacio interior. La piscina no es algo esencial en K sino que es K.


Puente como acceso
El acceso se produce a través de un puente sobre la piscina. El puente, de acero y vidrio, actúa como unión entre los programas de la vivienda. En forma de “Y” se desdobla en un elemento horizontal y otro inclinado (escalera). Es una estructura de unión indeterminada que hace y deshace el programa de la planta baja. Las transiciones en el interior se producen flotando sobre la piscina naranja.


Entender el solar como un volumen
No quisimos trabajar el proyecto sobre metros cuadrados, trabajamos con atmósferas al entender el solar como un volumen. Buscamos, durante todo el proceso, encontrar entornos, ambientes, vivencias temporales, experiencias. Entrar, salir, acceder, levantarse, mañana, noche, comer, bañarse... se suceden entre el dentro fuera, entre lo construido y el exterior. Éste ha sido uno de nuestros grandes logros.


Investigación estructural y constructiva
El proceso fue largo y excitante. Flotar, tensar, apoyarse, unir..., son palabras que surgían a la vez que pensábamos cómo resolver las cuestiones técnicas. La forma existe pero hay que encontrarla en esos procesos, es desconocida pero está ahí. El punto de inflexión es el trabajo multidisciplinar. El resultado es una aproximación que intenta medir un programa y medirse con la ciudad.


Equipo:
Arquitecto: Joaquín Alvado Bañón
Ingeniero estructural: Miguel Angel Crespo,
Colaboradores: Vicente Castillo and Miguel Rodenas
Fotografías: David Frutos


