Construir viviendas también significa construir la ciudad. Aquí se creó todo un barrio con el objetivo de armonizar la escala humana individual con la densidad urbana.

Edificios de diversas alturas y profundidades se levantan sobre una montaña artificial. El aparcamiento, los sótanos, los almacenes, la tecnología y la basura desaparecen bajo ella. Por encima, una secuencia de plazas públicas y pasajes se desarrolla en distintos niveles. Sin coches. Aquí también se ubican las infraestructuras adicionales que complementan las viviendas. El carácter y la intimidad surgen dentro de la gran escala.

El complejo diferenciado e interconectado, que puede recorrerse a pie en múltiples direcciones, también resulta atractivo para los usuarios que no viven en los edificios inmediatos. Además, no hay fachadas ni traseras: a cada barrio circundante se le ofrece su correspondiente contrapartida y accesibilidad. La diversidad de los pisos tiene en cuenta las necesidades de una sociedad plural. Una alta satisfacción en la vivienda es la base de toda sostenibilidad.





