Enclavada en Los Altos Hills, la bien llamada Casa Redonda es una estructura geométricamente única; una de las pocas casas de forma similar construidas en California en la década de 1960. Los clientes se enamoraron de la extravagante casa circular e inicialmente planearon una modesta remodelación. Poco después de mudarse, la pareja se dio cuenta de las ineficiencias de su nueva casa: los bajos aleros de las ventanas obstruían curiosamente las, por otra parte, espectaculares vistas, lo que provocó su deseo de abrir y modernizar el diseño. Nuestro equipo se propuso crear un enriquecimiento respetuoso de la forma original de la casa, centrándose en una respuesta sensible al lugar, en un terreno escarpado y difícil.

Encaramada a un lugar escarpado, la estructura ofrece vistas de 180 grados a través de una terraza que rodea su perímetro. El patio central original, antaño abierto al cielo, se ha transformado en una cocina, un gesto adecuado para un panadero en ciernes y una familia de entusiastas de la cocina. Una gran claraboya circular difunde la luz del día en la cocina, creando un improvisado reloj de sol que ilumina diferentes secciones de la carpintería curva personalizada a lo largo del día.

Desde la entrada principal, los visitantes pueden avanzar sin esfuerzo por la sala de estar de planta abierta, la cocina y la amplia terraza, antes de rodear la casa por una pasarela envolvente. Un pasillo concéntrico recorre la cocina y conduce a discretas habitaciones en forma de pastel, cuidadosamente dispuestas para delimitar el espacio privado del público. Una terraza exterior se recorta estratégicamente en la intersección del salón y la cocina, enmarcando amplias vistas de la Bahía Sur. Las altas puertas correderas curvadas desaparecen en las paredes, afirmando una conexión perfecta entre el interior y el exterior. La modesta terraza perimetral proporciona acceso al exterior desde todas las habitaciones, mientras que los muros curvos del paisaje irradian hacia el exterior y hacia un reflexivo paisaje blando.

El estilo japonés de revestimiento de madera carbonizada, llamado Shou Sugi Ban, los suelos de hormigón sin juntas, las paredes blancas curvadas y los interiores minimalistas dejan que las coloridas y espectaculares vistas hablen primero. Debido a los retos que plantea su forma circular, el equipo del proyecto tuvo que buscar soluciones creativas en todos los aspectos del negocio. La mayoría de las soluciones convencionales favorecen la geometría recta, lo que da lugar a una intervención refrescante que es una respuesta honesta a las limitaciones de este proyecto único
