La Clínica Toral, situada en la Avenida Diagonal de Barcelona, en un edificio construido a principios del siglo XX, es un centro de medicina estética y antienvejecimiento de reciente creación cuyo objetivo es realzar la belleza de las personas de forma natural y armoniosa. La clínica apuesta por la innovación y la tecnología punta para ofrecer los mejores tratamientos preventivos y mínimamente invasivos.


El objetivo del proyecto de interiorismo desarrollado por Vitale es mostrar una clínica independiente muy diferenciada en un sector en el que suelen recrearse espacios ostentosos o extremadamente asépticos. El objetivo es que la clínica se perciba como un centro de bienestar con una imagen centrada en el cuidado personal, la exclusividad y un estilo de vida que promueva el bienestar físico y emocional.

El local de 205 m2 consta de un vestíbulo de entrada, una zona de recepción, una zona de presentación de productos con un rincón para el café, 2 zonas de espera, 5 boxes de servicio, un despacho médico, 2 baños y una sala para el personal.
El proyecto plantea el reto de convertir un espacio de oficinas recientemente renovado en un espacio médico con otras funcionalidades. Y conseguir esta transformación respetando ciertos elementos como el suelo o las lamas de madera, con un coste de reforma muy contenido y un plazo de ejecución reducido. El proyecto de interiorismo de la clínica debe adaptarse funcionalmente al máximo a la distribución existente mediante tabiques de cartón-yeso y con soluciones reversibles de bajo impacto, como las vitrinas de doble cara para ocultar las ventanas interiores existentes o el uso de gruesas cortinas de terciopelo para diseñar las ventanas que dan a los patios interiores del edificio.


En estas condiciones, Vitale se inspira en los balnearios de principios del siglo XX como referencia de innovación médica y terapéutica para una profunda transformación social en términos de nuevos hábitos y estilos de vida relacionados con el bienestar. Actualizando los materiales y el mobiliario, se crea un espacio solemne y elegante donde los tejidos, la fibra natural, los muebles curvilíneos y la iluminación indirecta cobran protagonismo. La tapicería textil y la rejilla de mimbre son detalles que aportan esa mirada al pasado que confiere al espacio un espíritu natural y honesto, en perfecta conexión con la fuerte personalidad de los motivos geométricos del pavimento existente.


El diseño de la zona de recepción se adapta a la estructura de las lamas de roble con un módulo de almacenaje tapizado en tela romboidal y un mostrador de servicio de rejilla de mimbre retroiluminado. La sala une una máquina expendedora con un discreto rincón de café y una zona de exposición resuelta con tótems tapizados. La sala de espera es un remanso de bienestar
tras un gran ventanal que baña la sala de luz natural filtrada por una cortina que, al caer la noche, sigue generando el mismo efecto luminoso.
Las salas de tratamiento se resuelven con un mueble básico de almacenamiento y un elemento modular adaptable a cada sala que se diseña como un panel horizontal enmarcado por una luz perimetral que sirve para agrupar distintos elementos funcionales como percheros, hornacinas expositoras o grandes espejos de bronce.


El control de la luz natural y la sensación de privacidad desde el exterior es un punto importante en la clínica y especialmente en las salas de tratamiento, además de conseguir una sensación de luz cálida por la noche.
La marca se coloca sobre un marco de malla de mimbre. Los colores de la empresa son un elemento fundamental del diseño, estando presentes en todo momento y acompañando sutilmente al paciente.
El resultado es una clínica que transmite exclusividad y bienestar en un entorno diseñado con calma y sensibilidad.

