Fruto de un concurso restringido previo, donde nuestra propuesta resultó ganadora, el objeto del proyecto consistía inicialmente en la “decoración y señalética” de los espacios de aparcamiento de la Nueva Sede BBVA, proyectada por Herzog y de Meuron: tres vastas plantas de sótano, de casi 300 metros de largo por 130 de ancho, con capacidad para más de 2600 vehículos, a los cuales se pretendía dotar de una imagen atractiva, moderna, funcional y personalizada, acorde a la singularidad del resto del edificio, bajo el lema “Experiencia Parking”. El proyecto debía además resolver la señalética como parte del diseño y contemplar la durabilidad y el bajo mantenimiento como aspectos a tener en cuenta.
Bajo estas premisas, proponemos usar la luz como material constructivo fundamental, ya que gracias a su propia naturaleza no matérica garantiza que el aspecto del aparcamiento se mantenga inalterable a lo largo del tiempo. Además, debido al mayor alcance visual de los elementos lumínicos, es posible reducir al mínimo el diseño de elementos materiales, como parte de una estrategia de economía de medios.
Se propone por tanto un concepto de iluminación a través de líneas de luz suspendidas del techo, que reproducen los flujos de movimiento de los vehículos, marcando direcciones, anchos y transiciones entre calles de circulación. Como si de estelas de movimiento se tratasen, estas líneas guían a los conductores a través de un extenso espacio que, de otro modo, resultaría monótono y falto de referencias, a la vez que resuelven funcionalmente la iluminación, evitando las zonas en sombra que genera la clásica retícula de luminarias de tubo.
Esta estrategia se complementa al inundar el espacio de un profundo azul corporativo (pavimento y pilares hasta la cota de la iluminación suspendida), generando un telón de fondo uniforme y abstracto, donde la luz emerge para convertirse en un elemento estructural y compositivo que dota al parking de una imagen innovadora y depurada, distante de la imagen asociada a un edificio de aparcamiento por el imaginario colectivo.
La señalética, el otro aspecto funcional a acometer por el proyecto, es abordada desde la necesaria orientación que precisa el usuario al acceder a un espacio de dimensiones que escapan a la escala humana, y resuelta nuevamente a través de la luz, y también del color.
Proponemos por un lado un sistema de señalización “XXL”, de gran alcance visual, acorde a la magnitud del aparcamiento, formada por letras y chevrones luminosos de dos metros de alto, que informan respectivamente al usuario de la situación de las distintas calles de aparcamiento y de los recorridos generales de circulación. Por otro lado, los núcleos de comunicación reproducen mediante luz de color (perceptible desde grandes distancias) el código empleado sobre rasante para identificar los distintos edificios que conforman la sede, apoyados por rótulos de gran tamaño. En el caso del núcleo para acceso de visitas estos rótulos, se vuelven luminosos y se envuelven en vidrio translúcido para una mejor percepción por el usuario ocasional.
Dos elementos más completan la estrategia de señalización: una horizontal compuesta por líneas de flujo para vehículos (que apoyan visualmente el sistema de iluminación) y recorridos peatonales formados por la repetición de pictogramas que se dirigen hacia los núcleos de comunicación; y una señalización vertical de pequeña escala que, gracias al uso de la luz filtrante, cumple su función sin contaminar el resto del proyecto.
