La fuerza del contexto natural determina dos puntos clave de la estrategia de esta vivienda. Por una parte, la decisión de no generar una construcción disruptiva con el paisaje; por otra, la intención de introducir, a través de la desmaterialización del perímetro, la naturaleza en el interior.
Así, la construcción se conforma a partir de un volumen masivo, de proporciones esbeltas, frente a otro muy etéreo y horizontal que se extiende sobre el terreno desvaneciéndose entre la maleza que lo rodea.
A pesar de la sensación orgánica de los espacios y la materialidad que se funde con el paisaje, el proyecto está caracterizado por un preciso uso de la geometría y la modulación, particularmente en la composición de fachada a través de las cancelerías que responden directamente a la orientación y a las vistas, desdibujando la diferencia entre interior y exterior.
Los volúmenes se intersecan en forma de T; es en esta articulación que se encuentra el acceso principal a la casa, el cual distribuye a las diferentes partes del programa.
Equipo
Equipo: Bernardo Quinzaños, Aída Hurtado, Luis Felipe García
Cliente: Privado
Constructor: Luis Cayuela