Al estudiar la marca, nos dimos cuenta de que Red Bull es sinónimo de diversidad, cada uno de los atletas y artistas involucrados con la marca se identifican con valores y sentimientos diferentes, sin embargo, existe una palabra que los unifica: DESAFIO. El objetivo era muy claro: Consolidar una gran comunidad a través del diseño de los espacios, donde cada usuario se sintiera parte de Red Bull.

El proyecto se desarrolla en una planta libre que permite al usuario tener amplia visión al conjunto mientras el recorrido le lleva a descubrir una actividad memorable. El concepto se resume en dar alas a las personas a través de las ideas.

La recepción está inspirada en un cenote, jugamos con dos de sus elementos característicos: agua y cielo. A través de dos piezas reflejantes, el usuario se mimetiza con el espacio y la marca, mostrando el logotipo y el reflejo del usuario durante el recorrido, el remate es una celosía trasera inspirada en el negativo de un muro de escalar.

En una remembranza de ofrenda al cielo, diseñamos un plafón curvo que asemeja un Skate Park, mismo que recorre y se acentúa con la iluminación para simular elementos característicos de este espacio urbano.

El color terracota es característico de algunos lugares de México, ya sea en forma de teja o como azotea, por esta razón, la losa, instalaciones y las luminarias, se fabricaron en este color para que se integraran armónicamente en el espacio. Cada sala de juntas tiene elementos icónicos, en particular una: transformamos la lata de Red Bull en un plafón formado por mil latas que resuelve la acústica del lugar.

Al olvidarnos del concepto oficina y poner la palabra desafío, el programa arquitectónico se transformó en un abanico de posibilidades para el uso los espacios, los usuarios transforman viven de forma diferente cada lugar; ofrecimos una alternativa divertida y dinámica de vivir el layout, las áreas recreativas están integradas para generar una nueva comunidad, una comunidad RED BULL.

