El proyecto se encuentra ubicado en el histórico Barrio Fígares de Granada, un barrio que surgió en los años 30 con el fin de dar respuesta a la necesidad de expandir la ciudad. La nueva edificación, la cual ocupa la parcela de otra preexistente, busca cerrar la manzana e hilvanar la silueta de las edificaciones anexas con el propósito de dar continuidad al entorno preexistente mediante una intervención serena y sostenible.



La actuación trata de la idea de coexistir lo de ayer con lo de hoy. Trata de los materiales de ayer, en los tiempos de hoy. Trata de la idea de parar el tiempo en las texturas de entonces, los ingredientes de siempre en un tiempo ajeno. Trata de la adecuación de la tradición a los nuevos tiempos sin perder en ningún momento su esencia.



Fundamentalmente, el programa del proyecto consiste en tres viviendas, además de un local comercial en planta baja y una normativa ejecutada metódicamente.

El mortero de cal de la fachada, ya presente en la vivienda preexistente, y la piedra caliza de los interiores, materializan los acabados del proyecto. Ambos otorgan un carácter capaz de integrarse y dialogar con el lugar que ayer fue y con el actual. Una geometría sencilla, coherente en el contexto y con el fin de dar respuesta a la cuestión vital del habitar.


En definitiva, como si se tratase de un volumen que emerge de la tierra, de líneas sencillas y rotundas perforado para la vida que adquiere movimiento a la luz del sol.

