CONTEXTO.
El proyecto nace como respuesta arquitectónica a la creación de un pabellón de invitados y piscina como añadido a una residencia existente en una zona rural de marcado carácter campestre en Cantabria. El terreno en el que se ubica se extiende con una ligera pendiente hacia el norte, donde los maizales, el horizonte y el mar se funden como el fondo de un lienzo, y donde la edificación existente, que recuerda a una casona tradicional cántabra con arcos de madera y piedra caliza, pasa a formar parte de la imagen. La climatología local adquiere un valor fundamental, donde los fuertes vientos y los abrasadores días de verano se convierten en protagonistas a los que hay que hacer frente.


AMBICIONES.
El pabellón pretende ser un edificio "casa piscina", alejándose de los estereotipos existentes al crear un diálogo entre arquitecturas formalmente diferentes y opuestas, con la piscina sirviendo de espejo de conexión entre la casa de piedra maciza existente, tradicional y rural, y el nuevo pabellón, tectónico y ligero, donde los materiales naturales y orgánicos cobran especial relevancia, promoviendo una estrategia sostenible y respetando los valores naturales de la zona.


PROPUESTA.
En este contexto y con estas ambiciones, creamos el pabellón "GODAI", término utilizado en Japón y en la filosofía japonesa para referirse a los "cinco elementos": tierra, agua, fuego, viento y vacío. El edificio se sitúa en el borde de la parcela, no con la intención de dar la espalda, sino todo lo contrario, para encerrar el espacio del extremo oeste de la piscina, que actúa como elemento unificador y bisagra entre los edificios. Una gran cubierta abraza uniformemente cada uno de los diferentes usos y espacios que alberga el pabellón, donde las estancias dialogan entre sí y con la naturaleza gracias a la composición de la fachada, y donde los techos interiores están trabajados como papiroflexia, adaptándose al espacio que forman. El tejado se cierne sobre el edificio con su superficie de cobre. Su borde afilado en todo el perímetro convierte el agua de lluvia en un elemento para disfrutar de las vistas con su precipitación uniforme a lo largo de todo el perímetro. El efecto "nogal", que utiliza el bambú como único material de revestimiento, crea dos atmósferas completamente distintas: una exterior, oscura y robusta, y otra interior, luminosa y cálida. El bambú, como material de connotaciones orientales, se convirtió en protagonista de la obra por sus excelentes cualidades: ligero, flexible, mínima dilatación, baja densidad e inercia, gran resistencia a la intemperie y al agua, y fácil manipulación, montaje e instalación.


La fachada exterior se extiende a lo largo del pabellón con un sistema escalonado de lamas macizas de bambú de 12 por 4 cm, con un ritmo en las separaciones entre ellas que sigue la proporción áurea del Modulor, otorgando a cada espacio la privacidad e intimidad que necesita, desde la zona más privada y oculta de la sala de máquinas hasta la más abierta de la zona de estar. Los patios interiores cubiertos crean una conexión privada interior-exterior, incorporando la naturaleza a los espacios. La transparencia de las fachadas, mediante grandes ventanas correderas de suelo a techo integradas en los planos horizontal y vertical, difumina los límites físicos de un espacio frente a la naturaleza, donde sólo las lamas permiten percibirlos. Un sistema de dobles pantallas opacas y translúcidas, también ocultas en el techo, permite controlar las estancias para optimizar la iluminación natural sin perder transparencia ni privacidad. Los revestimientos interiores también son de bambú, tanto en paredes, suelos y techos, conformando los espacios que tienden a la simetría y sencillez de materiales, en homenaje a los washitsu, o habitaciones tradicionales de estilo japonés. Los materiales empleados en la construcción son 100% naturales, utilizando corcho para el aislamiento, bambú para las paredes y los acabados, tanto interiores como exteriores, y cobre para el tejado.


CONCLUSIONES.
El pabellón consigue aunar la propuesta GODAI formulada con todos los elementos naturales presentes, materializados de la siguiente manera: la tierra representada por los huertos interiores, con una vegetación que introduce la naturaleza en el interior del pabellón; el agua de la piscina actuando como espejo entre arquitecturas y la lluvia que mana de la cubierta; el fuego representado por la chimenea ocupando un lugar destacado en el salón, como una llama flotante que evita el contacto material para mantener su intensidad; el viento filtrándose a través de las lamas de la fachada; y por último, el vacío de las diferentes estancias dentro del pabellón, como huecos horadados en la materia sólida que convierten los espacios en lugares ilimitados, englobando los conceptos orientales que inspiraron el edificio.

ASPECTOS UNIVERSALES
El pabellón propone sistemas activos que proporcionan un confort superior al estándar. Cuando se combinan con sistemas pasivos altamente eficientes, como la gran cubierta para protección solar y contra la lluvia y el sistema de fachada de lamas verticales que permite privacidad, ventilación cruzada y amplia luz natural sin impacto solar, se enfatiza el valor de la sostenibilidad. Sin embargo, son los materiales los que realmente dan protagonismo a este valor, con el uso de aislantes naturales como el corcho y la lana de roca mineral, paredes interiores con madera de pino local y paneles OSB reciclados, el uso de paneles sándwich OSB para el tejado con un núcleo de fibras de madera recicladas y, con especial interés, el bambú como material principal y protagonista. Aparte de su calidez, el bambú es uno de los materiales de la naturaleza que más CO2 bloquea, hasta 1.700 toneladas por m³, y se utiliza en suelos, paredes y techos, tanto en interiores como en exteriores.


VALORES BÁSICOS DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
El proyecto, iniciado durante la pandemia, sirve para explorar la cualidad habitable y la calidez de un pabellón, donde los espacios exteriores e interiores evolucionan en el proceso creativo, adquiriendo diversas necesidades, con diversas perspectivas y privaticidades, sin perder de vista el entorno. Paisajísticamente, la piscina negra actúa como espejo perfecto en los días grises del Cantábrico, y como elemento marino en los días soleados, permitiendo, junto con el pabellón, definir una zona de protagonismo diario. Arquitectónicamente, la cubierta interior del pabellón, en nuestro énfasis por proporcionar nuevas percepciones espaciales, se adapta plegándose según las necesidades, disociándose formalmente de la cubierta exterior y generando diferentes percepciones espaciales según cada estancia. Los patios, con estos mismos principios, permiten incorporar la naturaleza al interior del pabellón y generar relaciones visuales privadas y controladas.

