La Juana, un espacio que entre velas, abanicos, tapetes y claveles, es una invitación para vivir el arte andaluz fusionado con lo castizo. Donde el contraste se ha hecho taberna, en una experiencia más allá del atrezo, que toma a la pasión como protagonista.
El concepto, contar una historia, la historia de una mujer que en sí misma es mezcla cultural, es arte, es música y encanto, que migra desde Andalucía hacia Madrid, para llevar consigo todo el folklore que la caracteriza. Este hilo nos permitió reflejar la esencia que buscábamos en La Juana: pasión y la unión con sus raíces y lo castizo.Ubicado en pleno centro de Madrid, en una de las entradas de Plaza Mayor, el local forma parte del ecosistema más tradicional de la capital. Con la entrada dominada por el rojo, se hace un llamado de atención a lo diferente.
El juego con el mobiliario, la luz y los detalles que enmarcan la esencia del Sur, representados por el flamenco, el cante, los claveles (siempre rojos), hacen crecer la experiencia de la taberna en concepto.
En todo momento tuvimos en mente mantener la esencia de ese Madrid de los 60-70, pero dándole ese toque, esos aires del Sur que tanto reflejaban el folklore
de la Juana.
Del local, se mantuvo el suelo original, junto a molduras, vidrios y espejos que a su vez resaltamos con dorado para darles más protagonismo. El mobiliario se cambió por completo, buscando una visión más moderna de esa esencia tradicional que marcó el proceso de creación.
Se emplearon moldurados de madera y escayola, resaltados con juegos de luces, que los destacan en su conjunto. La estética se ve marcada, además, con la utilización del color rojo y la madera, junto al empleo del mármol para darle ese toque de calidad que también se buscaba en el bar.