El proyecto original de este edificio es de los arquitectos Cesar Ortiz-Echagüe, Rafael Echaide y Rafael Cotelo, proyectado en el año 1960 y construido entre los años 1961 y 1964. Se proyectó como Sede y Sucursal principal del Banco Popular en Madrid.

En la actualidad el edificio ha sido alterado considerablemente, por lo que no se puede más que adivinar su aspecto original, que sólo por fotografías puede ya conocerse.

La propuesta para albergar un nuevo uso en el edificio enfatiza la imagen lineal del edificio original, si bien el uso hotelero conlleva una seriación de huecos que responde al módulo de habitación.

Un aspecto muy singular del edificio original es que los arquitectos eludieron la respuesta al problema de la esquina, utilizando una planta que responde más a un planteamiento entre medianeras que a la condición intrínseca de las esquinas urbanas, en la que las fachadas a una y otra calle deben ser resueltas en continuidad. El propio Echagüe, escribió en una reflexión sobre este edificio una vez acabada la obra que: “…tenemos la impresión de que el doble sistema de cerramiento ha perjudicado al edificio, y que hubiera quedado mejor empleando un solo sistema de fachada”.

La propuesta se concibe como un único alzado que dobla la esquina, y no como la composición de dos fachadas distintas y es este principio es el que ha generado la toma de varias decisiones “arquitectónicas”, que tratan de resolver la complicación que el pilar en esquina, (del edificio original), supone para la continuidad de la fachada de la calle de Alcalá sobre la de Cedaceros al doblar la esquina.

El objetivo principal de la propuesta actual es el de integrar el edificio proyectado en la trama urbana, respetando los criterios compositivos, cromáticos y de materiales de las construcciones del entorno, persiguiendo no distorsionar la percepción de la ciudad. Para ello se ha realizado un estudio profundo de los edificios y las calles circundantes.

La fachada propuesta se concibe siguiendo el principio compositivo clásico de:  Zócalo + Cuerpo + Remate.

El zócalo se remarca y se conecta con los edificios colindantes, albergando en un orden doble la planta baja y la entreplanta y mejorando su integración con el entorno. 

Se trata de un cuerpo que resuelve varias situaciones al mismo tiempo con un mismo espíritu compositivo de huecos y vanos macizos alternados y ordenados por la estructura existente de forjados y pilares.

Por un lado, nos encontramos en la calle Alcalá con el vacío que alberga la escalera original, este vacío recorre las tres plantas del restaurante y permite la entrada de luz al interior de las plantas en los niveles sótano 01, acceso y entreplanta, frente a este vacío se plantea un gran ventanal. 

Por otro lado, está el escaparate que ofrece el restaurante a la calle Cedaceros en los que la estructura original queda vista ordenando los huecos y sobre este cuerpo, dentro del mismo basamento, aparecen los huecos horizontales tan tipológicos en las soluciones de basamentos de la zona. Estas tres situaciones, como comentamos quedan dentro del basamento ofreciendo una imagen unitaria, sobria y serena perfectamente encajada con los edificios colindantes. 

Para fijar la modulación, ritmo y tamaño de los huecos verticales del cuerpo del edificio, se ha trabajado con la retícula habitual de los edificios del entorno, colocada sobre la estructura actual del edificio, adaptando esta retícula para que ambas sean compatibles.

También se ha diferenciado claramente el tratamiento del relieve que presentan ambos cuerpos. El del zócalo, es un relieve suave, que enfatiza la masividad de este cuerpo, mientras que en el cuerpo de habitaciones, a este relieve se le suman una serie de volutas, molduras y líneas de imposta que remarcan los huecos de fachada.

La solución constructiva de la nueva fachada se ha realizado con un revestimiento de piezas cerámicas, interpretación de los cerramientos masivos del entorno, pero con la tecnología y desarrollo que nos permite la industria en la actualidad.

Los accesos al interior del edificio se realizan desde la calle Alcalá (en la esquina con Cedaceros) al restaurante y un acceso más tranquilo al vestíbulo del Hotel desde la calle Cedaceros. Se ha proyectado una marquesina que vincula ambos accesos, al tiempo que recoge a los usuarios del edificio antes de que ingresen al interior, transmitiendo un carácter cálido y acogedor.

El restaurante se desarrolla en tres plantas, (baja, entreplanta y sótano 1), frente a los grandes ventanales de la calle Alcalá. 

Estos tres niveles se conectan mediante la escalera original restaurada, abierta al gran vacío por el que discurre y que permite la entrada de luz al interior del restaurante, sirviendo de “promenade” a los comensales.

En las plantas superiores, se organizan las habitaciones, nueve por planta. Se han dispuesto de tal manera que se asoman a las calles Alcalá y Cedaceros. Al igual que ocurre con la fachada, la organización de las habitaciones sigue el ritmo de la estructura existente, adaptándose a esta.