Situado en una de las zonas más exclusivas de Moraira (Costa Blanca), a pocos metros de las aguas del Mediterráneo, un gran volumen prismático de hormigón emerge detrás de la playa de arena del Portet. El contraste del brutal gigante de hormigón sobre el fino y frágil vidrio, juega a los opuestos para sorprender al observador. El cuerpo que emerge busca camuflarse con la textura del paisaje y su entorno.
La casa está organizada por tres alturas claramente diferenciadas. Donde la escalera, el jardín vertical y el patio son el vínculo común entre todos los niveles y articulan los espacios según su necesidad de privacidad.
La planta baja es el espacio más abierto de la casa, con grandes superficies acristaladas que permiten la extensión visual y funcional de los espacios interiores hacia el exterior, que se posiciona para ofrecer una fantástica vista del Mar Mediterráneo y sus alrededores. En esta planta se encuentra la zona de día o áreas públicas de la casa: la sala de estar, el comedor y la cocina se encuentran en un único espacio abierto estrechamente vinculado a la piscina infinita que se funde con el mar. Un dormitorio y un baño adicionales completan esta planta.
El primer piso alberga los espacios nocturnos o dormitorios de la casa. Formado por un volumen prismático de hormigón abierto en uno de sus lados, está orientado al sur, donde se encuentran las mejores vistas y donde también se busca la mejor iluminación natural. Este volumen resonante da privacidad y protección a los espacios mientras está totalmente abierto en uno de sus lados.
El sótano es el espacio más cerrado de la casa, iluminado sólo por su propio jardín y patio vertical, que proporciona luz y al mismo tiempo preserva la privacidad de los espacios interiores. Da importancia a ambos, los acabados y la habitabilidad, ya que localiza las zonas de ocio de la casa, así como las zonas de servicio y el garaje.
Los arquitectos proponen materiales naturales, que enfatizan el concepto de una casa que se adapta al paisaje en el que se encuentra y se mezcla con el entorno. La materialidad también recuerda la separación de las funciones públicas y privadas: el primer piso es abierto y transparente, con grandes ventanas, y el sótano es cerrado y denso, hecho de materiales de piedra y con aberturas que dan al patio de la casa.