Este proyecto transforma un piso de la última planta (nivel 13 de una Polykatoikia ateniense, es decir, un bloque de pisos) de una distribución de tres dormitorios a una planta abierta que fomenta la unión y la comunicación. Una casa de invitados independiente se utiliza también como oficina.
La construcción comenzó con el derribo de todos los muros existentes, creando un entorno sin fisuras.
En el centro de la disposición espacial propuesta se alza un prominente cerramiento metálico. Este elemento vital no sólo sirve de centro funcional para la cocina y los baños, sino que también absorbe elementos estructurales del edificio original de los años setenta. Vivir, comer, dormir y vestirse giran en torno a este elemento central.
El perímetro de la disposición de planta abierta, con un amplio uso de ventanas acristaladas en todos los lados, difumina los límites entre interior y exterior. Desde las cuatro esquinas de la residencia hay 360 vistas despejadas del paisaje urbano y su característica topografía ateniense.
La continuidad de las superficies refuerza el vínculo visual entre el interior y el exterior. El suelo de terrazo se aplica tanto en el interior como en el exterior. Elementos arquitectónicos hechos a medida van y vienen entre ambos mundos. La mesa de comedor en voladizo de fibra de carbono del interior se proyecta como espacio para cocinar - barbacoa en el exterior. Un nuevo toldo metálico protege del intenso sol los amplios espacios exteriores.
La intervención arquitectónica ofrece una nueva geometría que lo reduce todo a un estado de vacío y pone de relieve la conversión de este ático ateniense en el reino de una forma de vida diferente.
