Hijo de Iemanjá, Padre de Santo, Hijo de Candomblé... podría tratarse de una historia sobre la religión de origen africano, así como sobre los elementos provenientes de terreiros (casas y conjuntos comunitarios) para dar origen a un refugio. Refúgio do Sol, como su nombre indica: un pequeño y acogedor refugio que protege a los usuarios del sol abrasador en el corazón del interior de Brasil.

Los tambores daban espacio a los movimientos corporales de amontonar y arrojar la tierra: el tapial y el adobe, respectivamente. Los instrumentos de cuerda dieron paso al hilo de coser para fijar la malla plástica, el esqueleto del mortero armado que conforma el bloque hidráulico.

Refúgio do Sol surge como una elegante casa de campo diseñada para recibir a una pareja durante los fines de semana. Iniciada en agosto de 2020 y finalizada en septiembre de 2021, la residencia, con 62,50 m² de superficie construida, está ubicada en Sítio Solzinho, en la zona rural de Barbalha (CE), en la impresionante Chapada do Araripe. El proyecto abarca una fusión de técnicas constructivas, como tierra apisonada, tierra apisonada a mano y mortero armado, con el objetivo de establecer una mejor sinergia entre la presencia humana (confort ambiental) y los elementos naturales circundantes (relieve, sol, vientos, clima, paisajes, aguas y vegetación).

El desafío central era preservar la impresionante vista de Chapada do Araripe hacia el oeste, y al mismo tiempo proteger el interior de la casa de la intensidad solar característica del interior de Cariri.

Como solución se optó por implementar un imponente muro de tierra apisonada, de 0,40 m de espesor, 8,0 m de largo y 4,8 m de alto, con orientación norte-sur. Esta estructura pretende salvaguardar el espacio interno de la incidencia solar occidental, aprovechando su alta inercia térmica.

A partir de este muro de tierra apisonada se desarrolló todo el proyecto. A la izquierda, en el lado oeste, se levanta el bloque hidráulico de mortero armado, que alberga el baño de visita y área de servicio en la planta baja, el baño en suite y el balcón en el primer piso, y arriba, el tanque de agua. A la derecha del muro de tierra apisonada, en el lado este, aparece una estructura ligera y sencilla con cuatro pilares y cuatro vigas de madera, que se conectan con la tierra apisonada. Los muros del este estaban hechos con tierra apisonada, vidrios móviles y fijos y ventanas que se encuentran en tiendas de antigüedades.

Para tratar el agua de sumideros y cuencas se adoptó un ciclo de banano y una cuenca de evapotranspiración, incorporando prácticas sustentables. El proceso de construcción artesanal brindó una experiencia única, transformando cada etapa en un sitio experimental. Este enfoque permitió que todos los involucrados en la obra y los transeúntes vivieran un proceso enriquecedor, lleno de aprendizaje e intercambio de conocimientos.