La villa se construyó a finales de la década de 1960 con características que se inspiran en la arquitectura modernista: volúmenes puros, forma compacta y materiales típicos de la época.

Las necesidades de la vida contemporánea han exigido la transformación de la villa en nuevos apartamentos y obras de eficiencia energética. La intervención en la envolvente llevó a redefinir jerarquías en las fachadas del edificio, trabajando sobre sólidos y vacíos que enfatizan el poder de los volúmenes y la rotación entre los dos niveles.

Los trabajos en los interiores implican el diseño de dos nuevos apartamentos, donde las zonas de estar están orientadas hacia los lagos prealpinos y las habitaciones más íntimas hacia el jardín.

La elección cromática se reduce a dos colores: el verde, caracterizado por una textura suave y continua en continuidad con los colores circundantes, y el gris, enfatizado por un acabado material que resalta las sustracciones volumétricas. La síntesis cromática afecta a todas las partes del edificio: suelos, paredes, ventanas y puertas, a excepción de las puertas amarillo ácido que caracterizan las entradas a los apartamentos. El amarillo y el verde se utilizan para caracterizar los principales elementos de mobiliario de los apartamentos, que están revestidos con listones de madera maciza de roble.

El proceso de diseño finaliza con una intervención artística específica en la gran terraza con vistas al Lago di Alserio, a la que sólo pueden acceder quienes viven en la casa. El proyecto realza el edificio existente, definiendo un lenguaje que involucra interiores y exteriores en una experiencia continua.

