El proyecto es un encargo de una empresaria del sector turístico. La propiedad proviene de una herencia y mantiene su estado original de construcción. El objetivo es adecuar una distribución de los espacios poco afortunada a una nueva configuración ideal para una familia con dos hijos adolescentes que se adapte a su estilo de vida.
Los deseos de la clienta antes de empezar el proyecto fueron mantener 3 habitaciones (una principal con baño privado) y dejar el resto como un espacio diáfano, moderno, amplio y luminoso.
El reto fue encajar ese programa a una planta muy irregular. Para ello se decide cerrar una de las terrazas originales donde se situará el dormitorio principal. La solución planteada para los hijos es dejar un espacio privado mínimo para el descanso y tener otro común para el estudio mucho más amplio y en conexión con el resto de la vivienda. El centro se deja todo abierto integrando la cocina, consiguiendo de esta manera un espacio diáfano de casi 55 m2, con conexión directa con la terraza desde donde se tienen unas vistas de toda la ciudad.