El proyecto "Valle del Silencio" está ubicado en Pachuca, Hidalgo, a una hora y media de la Ciudad de México. Surge a partir de la solicitud de una pareja joven que buscaba establecerse en una zona en pleno desarrollo en el sureste de la capital. El terreno, de forma irregular con 5 vértices y una superficie de 192 m2, se sitúa en uno de los puntos más elevados del conjunto.
Los clientes expresaron su deseo de contar con espacios públicos sociales que transmitieran amplitud y calidez en el interior, pero que al mismo tiempo conservaran la privacidad en el exterior.
El proyecto se asienta sobre un basamento con acabado en piedra de recinto, abriéndose hacia el lado más largo del terreno con la intención de mostrar su monumentalidad. No obstante, se juega con los volúmenes para cerrarse hacia la calle y crear espacios interiores más íntimos.
La disposición estratégica de volúmenes no solo busca la estética, sino también la funcionalidad y la experiencia del usuario. La elección de entrecalles horizontales define la geometría del edificio e introduce una dimensión adicional: la interacción entre la luz y la sombra. Estas entrecalles crean juegos de sombras que varían a lo largo del día, proporcionando una sensación de movimiento y profundidad a la fachada.
La paleta de sombras que se proyecta sobre los diferentes volúmenes resalta la textura de los materiales, como la piedra de recinto del basamento, otorgándoles una riqueza visual. Durante el día, los volúmenes proyectan sombras suaves y cambiantes, mientras que por la noche, la iluminación estratégicamente ubicada realza la tridimensionalidad de la estructura, convirtiéndola en un elemento escultural que se integra armoniosamente con el entorno.
Dentro del proyecto, se exploró la escala humana y los remates visuales para guiar al usuario a lo largo de un recorrido donde irá descubriendo los distintos espacios.
La interacción de volúmenes y sombras no solo se limita a la fachada exterior; también se incorpora de manera consciente en el diseño interior. Los juegos de luces y sombras en los espacios interiores crean ambientes acogedores y dinámicos. Esto se evidencia, por ejemplo, en la doble altura de la sala comedor en la planta baja, donde las sombras dan profundidad al espacio, generando una experiencia visual única al ingresar.
En resumen, el juego de volúmenes y sombras en el proyecto "Valle del Silencio" no solo es un componente estético, sino también una estrategia cuidadosamente planificada para brindar una experiencia arquitectónica inmersiva y cambiante a lo largo del día y la noche.
