El proyecto plantea un volumen imprescindiblemente compacto en respuesta a dos factores: unas dimensiones mínimas de parcela, y unas características del terreno delicadas, que requieren de simplicidad en la toma de decisiones.
El resultado es una cajita, como de regalo, que se abre transversalmente al jardín condicionada por la proximidad de los vecinos. Un volumen blanco que se despliega mediante paños de madera termotratada que incorporan los espacios de jardín al interior de la vivienda, ampliando los límites visuales de los espacios y humanizando los espacios privados. En contraste a esta transversalidad de la planta baja, el exterior de los espacios más privados se protege de las miradas en la formalización retranqueada de sus huecos, con recercados compartidos que modulan la escala de la edificación.


La piscina, fundamental para los propietarios, se piensa como una pieza más de la vivienda. El porche cubierto posterior se emplea como elemento de unión entre ambos, centro de la vida privada para la familia en relación directa con el jardín.
Interiormente, se trabaja en la continuidad visual y la fluidez de la luz. El área de día ocupa de lado a lado la vivienda, comunicando todo el jardín con el interior. Carente de unas vistas que justifiquen los grandes acristalamientos, se emplea la luz cenital, la procedente del norte y la indirecta del sur gracias al retranqueo al sur, para crear una atmósfera suave y difuminada; en contraste a un duro exterior que requiere de fuertes contrastes y rotundidad.


Los espacios se distribuyen con criterios bioclimáticos, cuidando escrupulosamente que todos los dormitorios y áreas de día cuenten con orientación sur, y reduciendo las dimensiones de los huecos con otras orientaciones a su mínima expresión. Se emplea una combinación de suelo radiante y ventilación mecánica con recuperación de calor, en combinación con un factor de compacidad muy elevado, para reducir al mínimo los consumos energéticos de la vivienda.
Se cuidan los pequeños detalles, los encuentros entre materiales, liberando los espacios de todo lo accesorio. Las decisiones se toman para pasar desapercibidas, invisibles.
Exteriormente, una gran curva definida por las cesiones municipales, que aún ahogan más a la parcela, define la imagen externa de la vivienda. Se opta por un cierre parcialmente permeable en diagonal, ofreciendo comunicación y privacidad. Dadas las reducidas dimensiones restantes y la topografía completamente plana, se opta por relegar los vehículos a un lateral, sin dotarles de garaje cubierto, en un área de estacionamiento suavizada por los acabados “blandos”.


