Vivir en una sola planta implica continuidad, articulación, composición y fragmentación de espacios sin perder la unidad del conjunto. El proyecto de esta vivienda trabaja en la globalidad de la parcela a partir de su máximo aprovechamiento por parte de sus usuarios.
La propuesta pretende articular un amplio programa doméstico fragmentando la escala del conjunto tanto volumétrica como espacialmente. La composición de diferentes volúmenes y geometrías, así como el diálogo constante entre materiales, permite reducir y controlar la relación entre las partes del proyecto, tanto desde su espacio interior como desde su percepción exterior.
La casa se adapta al desarrollo del programa según su orientación más favorable, abriendo intencionadamente la casa al sur y al este, protegiéndola del sol del oeste y proporcionando una relación hermética en su lado norte, donde la privacidad de los futuros vecinos podría verse comprometida. La iluminación y ventilación de las habitaciones de esta fachada norte se estudiará desde la sección variable del propio complejo, proporcionando luz y ventilación natural a cada uno de los espacios de la casa.
El programa familiar de la planta baja se complementa con una planta de invitados en el nivel +3,5 y una zona de ocio y descanso en el nivel -3,5, esta última con una relación más privada y resguardada que el resto.La casa, articulada en planta, encuentra en su sección el sentido completo de sus espacios, moldeando la escala y las aportaciones de luz de cada uno de ellos. Esta sección califica y define las estancias interiores y conecta las diferentes plantas a través de claraboyas, conexiones visuales y filtros de luz natural desde el techo hasta el nivel -3,5. La continuidad y el uso de materiales tanto en el interior como en el exterior establecen unos límites más que difusos, casi inexistentes.
Materialmente, la casa se propone en el exterior con un diálogo entre un revestimiento continuo de cal blanca y un lienzo cerámico de 10x10 que modula su envolvente y subraya su geometría. En el interior, los dos tonos se combinan en el terrazo continuo que define el espacio público de la planta baja y en el diálogo de la madera de arce y cerezo que resuelve el mobiliario incluido en la propia arquitectura. El tono blanco, entendido como neutro, permite que los tonos rojizos de la cerámica y los diferentes verdes de la vegetación se equilibren y potencien mutuamente.
El material, la geometría y el espacio funcionan en armonía y, al mismo tiempo, sus relaciones varían, dando lugar a espacios muy diferentes, diseñados según las necesidades del habitante. La libertad y la privacidad se incluyen para lograr los objetivos inicialmente previstos.