El hogar en el Bosque de Pinos está localizado en una extensa zona residencial, entre espaciosas áreas verdes, bosques y pinos. La propia parcela, que tiene una importante pendiente topográfica, alberga una gran zona de jardín natural mediterráneo con un racimo de pinos, en su zona más baja.
La vivienda está situada en la parte superior, predominando el entorno a través de una relación de contrapunto con el jardín.
El proyecto responde a una geometría de contrastes basada en este tema: la naturaleza proporciona la posición vertical de los pinos, mientras que la arquitectura se extiende en forma oblonga y horizontal, como un gran mirador en su entorno.
La casa se extiende como un largo balcón continuo escalonado, creando una plataforma que se adapta a la topografía. Todo el espacio interior se abre y se orienta a las vistas inherentes de la parcela.
La continuidad espacial es otro de los rasgos que caracteriza este proyecto. El espacio de las zonas comunes es casi único, distribuido por elementos permeables, como la chimenea o la escalera. La casa está protegida en su fachada norte, orientada al acceso desde la calle, controlando las aberturas, mientras que el lado sur está abierto y transparente a los pinos, protegido por un largo porche.
Utilizando la paleta de colores naturales, tonos crudos, marrones, verdes... para ello, los materiales se exponen en su estado natural, utilizando madera, piedra natural y hormigón visible.
El hormigón se somete a un proceso de tintado para conseguir los tonos de la piedra del entorno, intentando imitar su color y textura con el material natural, aceptando las irregularidades y el agua como parte del proceso de integración.
Cada espacio de la casa busca la practicidad: La planta de acceso a la vivienda, que cuelga como un espacioso balcón sobre su entorno, alberga las zonas comunes y el dormitorio principal.
La planta baja, que está a pasos del jardín, tiene espacios vitales que tienen acceso directo al exterior. El paisaje se forma de esta manera para facilitar la conexión inmediata con el mundo natural.
La primera planta se convierte en un mirador, un área privada e íntima con el único uso de estudio, con el propósito de revelarse como un espacio en el que se encuentra la serenidad.